Un día de urgencias
Si la juez no decide hoy que se juegue, la LFP convocará una Asamblea para reconsiderar el parón de esta jornada - Lissavetzky se reunió con Astiazarán , el presidente de la Liga
La juez Purificación Pujol anunciará hoy si concede las medidas cautelares solicitadas en una demanda por seis clubes de Primera División -Athletic, Espanyol, Real Sociedad, Sevilla, Villarreal y Zaragoza-, lo que permitiría que se juegue este fin de semana y que no se produzca el parón aprobado por la Liga de Fútbol Profesional (LFP) para esta jornada (30ª de su categoría y 32ª de Segunda). Si el juzgado no decide que se compita, José María Astiazarán, el presidente de la patronal, que es la que promueve el parón, convocará una Asamblea general extraordinaria para que el resto de clubes puedan votar si dan marcha atrás y juegan. Fue la última consecuencia de un día de urgentes negociaciones en el que Astiazarán, acompañado por Javier Tebas, se reunió durante más de dos horas con Jaime Lissavetzky, el secretario de Estado para el deporte.
"Se debate el reparto de los derechos televisivos. Un jaque", advierte la patronal
"Llamo a la responsabilidad y a la sensatez", dice el secretario de Estado
"Agradezco que hayan atendido mi petición", explicó Lissavetzky. "Dada la gravedad de la medida, les he pedido que convoquen una Asamblea para que ratifiquen o rectifiquen el paro. No ha habido cesiones".
La jornada arrancó con posiciones firmemente opuestas y acabó dejando abierta una puerta para que no haya cierre patronal. Antes de que José María Cruz, vicepresidente del Sevilla, dimitiera de su cargo como vicepresidente de la LFP, ya que las dos entidades mantenían posturas radicalmente opuestas, las dos partes se presentaron a una vista en el Juzgado número 63 de Madrid. A modo de seguro contra los posibles daños que produjera la aprobación de las medidas cautelares, que permitirían disputar la jornada en parte (hay un Sevilla-Zaragoza) o al completo, los demandantes propusieron 3.000 euros. Los demandados, un millón.
Estos serían los presuntos daños, expusieron los abogados cuando aún no sabían que una Asamblea extraordinaria podría poner fin al enfrentamiento: si los demandantes, agrupados en el G-6, no juegan, consideran que se vulnera su libertad de empresa y se les enfrenta a una posible sanción por incomparecencia. Si por el contrario el demandado, que es la LFP, debe organizar la jornada, cree que se vulnera su obligación de defender los derechos colectivos de la Liga al impedir que impulse una medida de presión para que el Gobierno elimine la obligatoriedad de televisar un partido en abierto cada jornada y le conceda un mayor porcentaje de los beneficios de las apuestas (10% actualmente). Ese también sería un paso decisivo para que la Liga logre ingresar entre 150 y 200 millones más al año, además de un hecho excepcional: de las tres veces que se suspendió alguna jornada del campeonato (1979, 1981 y 1984), nunca fue por una reivindicación de la patronal.
"Lo que se debate aquí", expuso Jorge Sánchez, letrado de la LFP, "son cuestiones de fondo relacionadas con el reparto de los derechos televisivos. Esto es una medida de balance. Un jaque".
El Athletic anunció que viajará a Almería igual que el Zaragoza lo hará a Sevilla. Los demandantes también se oponen al nuevo sistema de reparto de los beneficios logrados con los derechos televisivos, que se basa en la centralización del dinero generado y en el prorrateo del total según unos porcentajes preestablecidos. Ese grupo, que representa a la clase media, argumenta que la decisión de parar el campeonato no se tomó por los cauces adecuados; que la propia LFP juzgó imposible alterar ese calendario cuando así se lo solicitó en diciembre la Asociación de Futbolistas Españoles, y que el parón limita su libertad de empresa.
El fondo del asunto, rebatieron los abogados de la patronal, es otro. Los contratos televisivos que firman los clubes son su fuente de financiación más importante. Los actuales rigen hasta el curso 2012-2013. El valor de los acuerdos que se firmen ahora aumentará exponencialmente hasta de 150 a 200 millones en conjunto, según la patronal, si desaparece el partido en abierto. Si logran ese objetivo, los clubes han prometido hacer frente a la deuda que tienen con la Seguridad Social y con Hacienda: más de 627 millones ya a finales de 2008, según el Gobierno.
"Mantenemos nuestra posición original en la ley del partido abierto, que es una de las iniciativas del PP en el Gobierno", dijo Soraya Sáenz de Santamaría, portavoz en el Congreso del Partido Popular, que en 1997 aprobó la Ley Cascos, que regula la obligatoriedad de televisar un partido de Liga en abierto por jornada al considerarlo de interés general.
"Llamo a la responsabilidad", dijo Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte con el PSOE, partido que se opuso en su día a la ley que regula ese encuentro; "esperemos que impere la sensatez".
Tres huelgas y ningún cierre patronal
En 1988 la Liga de Fútbol Profesional decidió inhibirse y dejar la decisión en manos de los jugadores. Según las hemerotecas, había una huelga general convocada en España y el fútbol la secundó por iniciativa de sus trabajadores. Fue, hasta ahora, lo más cerca que ha estado nunca la patronal de convocar un paro.
Las tres veces que se ha dejado de jugar una jornada del campeonato sin que hubiera una huelga general también fue por decisión de los futbolistas. La primera fue la más significativa. Ocurrió en 1979. No se disputó la 23ª jornada. Los jugadores reclamaban derechos que hoy se les dan por descontados: protestaban contra el derecho de retención, que permitía a los clubes mantenerles en sus equipos a cambio de mínimas mejoras de sueldos, pedían cotizar a la Seguridad Social y también que se acabara con el límite para jugar en Tercera División (23 años).
El 6 de septiembre de 1981, que debía acoger la primera jornada, tampoco se jugó. A los futbolistas se les debía dinero. Querían que se terminara con la obligación de alinear a un jugador sub 20. El pulso se mantuvo con menos fuerza en la segunda fecha del torneo: sobre el campo aparecieron jugadores, pero eran imberbes. Se trataba de los juveniles.
Con los niños empezó también la última huelga de los futbolistas. Era también un mes de septiembre, este de 1984. Los juveniles aparecieron el primer día de paro sobre el césped. No volvieron a tener una oportunidad: un juez lo prohibió. El 16 de septiembre los campos se quedaron desiertos. "Campos vacíos, gradas vacías, vestuarios vacíos... La huelga de futbolistas alcanzó ayer su expresión máxima. Ningún profesional se calzó las botas para disputar los dos puntos", cuenta la crónica que publicó entonces este diario. Hoy, en Madrid, una juez decide si el fútbol vuelve a parar, esta vez por deseo de la patronal.
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