Van Damme, muerto accidente de automóvil
El atleta belga Ivo Van Damme, medalla de plata en los ochocientos y 1.500 metros de los pasados Juegos Olímpicos de Montreal, tras el cubano Juantorena y el neozelandés Walker, respectivamente, se mató ayer en un accidente automovilístico ocurrido en la autopista del Sol, cerca de Bellene. Van Damme conducía solo, un Opel Kadett, y por causas desconocidas sufrió un despiste, pasó al otro lado de la calzada y se estrelló de frente contra otro automóvil que venía en dirección contraria. Al parecer, su muerte fue instantánea, y los bomberos tuvieron que trabajar durante más de una hora para liberarle de los restos retorcidos del vehículo.
La carretera, que tantas vidas se lleva conocidas y desconocidas, no respeta rachas de buena suerte. lvo Van Damme, el impresionante atleta de la apretada, pero excelente cantera belga, no llegará a un nuevo año en el que podría mejorar sus grandes actuaciones del olímpico 1976.A sus veintidós años, 1,91 metros de estatura y 76 kilos de peso, Van Damme fue una de las grandes sorpresas de Montreal. Aunque en los 800 metros se vio oscurecido por la enorme estrella llamada Juantorena, quedó ya sólo a 36 centésimas del cubano, y con (1-43-7). Su magnífico segundo mundial de todos los tiempos, por detrás del destronado italo-sudafricano Marcelo Fiasconaro (01-43-7). Su magnífico segundo puesto en los 1.500 acabó de confirmar que en él había ya un atleta de extraordinario porvenir. Su sprint final apuró muchísimo a Walter, y ambos realizaron el mismo tiempo en una carrera más táctica y lenta. Tal resultado sorprendió a Van Damme, que si esperaba la medalla de 800 no así la de distancia superior y a tan minimo tiempo del vencedor.
Después de los juegos aún dio mas muestras de su clase. Batió él récord de Europa de los mil metros con 2-15-5, e incluso se impuso en una reunión el 2 de septiembre en Colonia sobre ochocientos metros a Mike Boit. En esa ocasión, el kenyano, que perseguía -sin fruto al final- batir el récord mundial de Juantorena en una especie de revancha sin rival, por su ausencia en los juegos, tuvo que ceder ante Van Damme y también ante el siempre derrotado, el norteamericano Wolhuter.
Su idea estaba en dedicarse en 1977 a los mil metros, prueba que le permitiría en un año -sin Juegos Olímpicos ni campeonatos de Europa- mantenerse tanto en ochocientos como en 1.500. Quería arrebatar el récord mundial de la distancia que actualmente posee Wolhuter, con 2-13-9. Para 1978, ya con los campeonatos de Europa en Pragano tenía decidido si quedarse en los ochocientos o pasar a los 1.500 definitivamente. El espigado belga de Louvain, sucesor de Moens, pensaba con lógica que se quedaría con la prueba mayor, mirando ya al fondo a Moscú. A fin de cuentas razonaba que la lucha en la generación junior de los europeos de Duisburg en 1973, encabezada por el inglés Ovett, el alemán Wuelbeck, el rumano Ghipu y él mismo iba a ser próximamente demasiado disputada en los ochocientos metros. Quizá viera también a lo lejos a Juantorera. Su inteligencia funcionaba fuera y dentro de las pistas. En una carretera francesa, en cambio, quizá nadie sabrá lo que falló.
Van Damme, que tras su temporada 76 de pista al aire libre había corrido algunos cross, venía del estadio de VitrolIes, cerca de Marsella, donde se entrenaba para los próximos campeonatos de Europa de pista cubierta de San Sebastián, ya había declarado que no quería prepararlos por tener que desplazarse y se quejaba de que en su país no hubiera una instalación apropiada. El destino iba a ser mucho peor para él. Allá para marzo, en la pista polémica de Anoeta se notará un gran vacío.
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