"Ser 'pincharrata' no tiene precio"
Agarró su rutilante Peugeot 404 y se dirigió a toda mecha hacia al hospital. El técnico del Estudiantes de La Plata le había dado permiso para ver nacer a su hijo. Juan Ramón Verón le dio un beso y regresó a la carrera al estadio; tenía un derby ante Gimnasia, que resolvió con un gol de cabeza. Ese niño, poco después, se situaba detrás de la portería del gol 57, estadio Jorge Luis Hirschi. Y, con un balón bajo el brazo y una sonrisa perenne, no se perdía detalle de cómo jugaba el tricampeón de la Copa Libertadores (1986-1970). Siempre admiró a Patricio Hernández, Marcelo Trobbiani y José Daniel Ponce, con permiso de Maradona. Era un Pincharrata hasta la médula. Ese niño es la Brujita Juan Sebastián Verón (La Plata, Argentina; 1975), capitán de este Estudiantes, vigente campeón de la Libertadores.
Pregunta. ¿Qué recuerda del Estudiantes de su padre?
Respuesta. Casi todo. Pasé la infancia entre los vestuarios y las concentraciones. A la mayoría de los jugadores los conozco. Alguno está en el cuerpo técnico del actual Estudiantes, como Julián Camino, Claudio Gugnali o el propio entrenador Alejandro Sabella. Jugaban muy bien. Y yo, entre chute y chute contra el frontón, aprendía.
P. ¿Cómo le ha influido su padre en el fútbol?
R. Fue mi técnico en juveniles de Estudiantes. Siempre me dio consejos y me apoyó en los golpes y las frustraciones. Pero me dejó hacer carrera.
P. Dejó pronto Estudiantes para ir al Boca y, con sólo 34 partidos en Argentina, se marchó a Europa...
R. En esa época todo iba a una velocidad diabólica. Pero me gustaron siempre los desafíos. Era inquieto y sin darme cuenta, ya me había ido de Suramérica.
P. ¿Es cierto que cuando llegó a Europa, al Sampdoria, se compró un Ferrari Spider y que no había chica a la que no piropeara?
R. Hombre... era joven, con plata y relativamente famoso. Pero nunca me desvié de mi objetivo: triunfar en el fútbol y conquistar trofeos. También se me acusó de salir mucho de noche. Está claro que de joven me gustaba la noche. Es algo normal. Pero como en todo y, sobre todo, para nosotros los futbolistas, tiene que haber un límite. Ahora también me gusta salir, compartir una noche con mis compañeros, con mi señora. Eso no indica que no me cuide. ¡Si no, ahora no podría estar jugando al fútbol! Y me va bastante bien.
P. ¿Piensa a qué se hubiese dedicado, lejos del fútbol?
R. No sé, imagino que gomero [mecánico].
P. Triunfó en los equipos italianos (Sampdoria, Parma, Lazio e Inter), al tiempo que no funcionó en los ingleses (Manchester United y Chelsea). ¿Por qué?
R. Son cosas que ocurren, momentos futbolísticos o problemas de adaptación. No le encuentro una explicación. Pero hay muchos grandes que han cambiado de liga y les ha ocurrido lo mismo.
P. En Inglaterra, incluso, entraron a robar en su casa y le amenazaron con un machete...
R. Fue horrible. Una situación difícil, nada linda. Pensé en mis hijos, en mi señora. Que no les pasara nada. Al final, por fortuna, terminó bien.
P. ¿Necesitaba volver a Argentina tras 10 años de fútbol europeo?
R. Sí, ya dije una vez que estaba cansado de vivir como un gitano. Demasiadas vueltas y mudanzas. Es cierto que me faltó jugar en el Madrid o en el Barça, con quienes tuve acercamientos. Pero necesitaba descansar. Y nunca tuve dudas de que quería acabar en Argentina.
P. ¿Por qué ha rechazado ofertas millonarias como la del Manchester City?
R. No se puede combatir con el sentimiento. Elegí acabar aquí y también están mis hijos, que ya tienen un círculo de amigos. Además, ser pincharrata no tiene precio. Estudiantes forma parte de mi vida. Por eso me he bajado el sueldo en un 40%, para ayudar al club. Para mí lo más importante es divertirme. Y luego, ganar.
P. Como en la pasada Libertadores, donde fue escogido mejor jugador de la final y del torneo. ¿No se le acaban las pilas?
R. De momento no. Siempre me gustó jugar al fútbol y lo hago lo mejor posible. Eso implica compromiso, más allá del paso del tiempo. No sé si me queda cuerda para rato, pero me siento bien. En el campo estoy a gusto y me funciona la cabeza.
P. ¿Qué es lo primero que piensa cuando recibe el balón?
R. En pasarlo bien y rápido. Yo no tengo una gambeta como Messi, el jugador más desequilibrante del planeta. Así que dependo de la cabeza. Y decido entre pegarle una patada o acariciar la pelota. Eso depende de la situación.
P. ¿Y pegar al contrario?
R. Se trata de no dar patadas al rival, pero a veces es necesario. Eso se aprende con los años.
P. ¿Estará ligado al mundo del fútbol cuando se retire?
R. Espero. Me gustaría ser directivo en Estudiantes, no hay mejor lugar que el que conoces bien.
P. ¿Y conoce a los rivales de esta Libertadores?
R. A alguno. Creo que el favorito es el Corinthians. Bueno, todos los brasileños. Y Vélez está muy bien. Pero en esta competición siempre hay algún tapado.
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