Portugal es Moutinho
El joven y versátil capitán del Sporting refleja el espíritu de equipo del conjunto de Scolari
La hinchada portuguesa no abandona a su equipo en el estadio ni en el campo de entrenamiento. Unos 12.000 aficionados volvieron a congregarse ayer en el estadio de La Maladiere de Neuchatel para aclamar a los muchachos de Scolari, por su incontestable triunfo (2-0) ante una Turquía tan deprimente que la propia prensa del país la ponía ayer de vuelta y media: "Nos hicieron recordar los años ochenta". "Para nuestra suerte, el partido no acabó 5-0". "Estamos entre los mejores 16, pero nuestro fútbol sigue siendo extraño", rezaban algunos de los titulares.
Las banderas portuguesas, mientras, ondeaban al paso del autocar del equipo desde el hotel al campo de entrenamiento, a una distancia de unos dos kilómetros, y los seguidores cantaban: "Todos con Portugal". Una vez ya en el ensayo, se sucedieron entonces los cánticos de "Portugal, campeón".
Es laborioso, dinámico, muy técnico y se distingue por un buen sentido táctico
La madre es jugadora de baloncesto y el padre jugó en la cantera del Benfica
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"Resulta conmovedor", subrayó ayer João Moutinho. "Uno ama al fútbol por momentos como los que estamos viviendo". Frente al culto al futbolista que provoca Cristiano Ronaldo, quien ya ha advertido que no anunciará su futuro hasta la finalización del torneo, se impone el sentido de equipo.
Tanto los seguidores como los propios jugadores han incidido en "la demostración colectiva" más que en los asuntos individuales. "Cuando jugamos colectivamente, todo resulta más fácil", coinciden todos. "Ni Ronaldo se basta para jugar solo y ganar la competición", precisó Scolari. Y añadió: "así que le agradezco el esfuerzo que ha hecho para ponerse al servicio del equipo. Cumplió muy bien físicamente y trató de aportar su calidad técnica. De él no esperaba más que la ayuda, determinación y trabajo".
Ningún futbolista expresa mejor las intenciones del seleccionador y el fútbol coral del equipo portugués que João Moutinho, un jugador de una actividad febril, incesante de principio a fin del partido, centrocampista versátil por su capacidad para ocupar los distintos puestos de la medular. Los leones portugueses recuerdan todavía un partido del Sporting en el que Moutinho jugó durante los 90 minutos en los cuatro puntos del rombo con el que se para el equipo (4-4-2): medio defensivo, interior derecho, volante izquierdo y media punta.
A sus 21 años, Moutinho es el 10 del Sporting, el club al que le llevaron desde el Algarve su madre, jugadora de baloncesto y su padre, ex futbolista de las categorías inferiores del Benfica. No hay ningún club en Portugal que cuide mejor a la cantera que el Sporting, y aunque sólo se le reconoce su capacidad para fabricar extremos (Ronaldo, Figo, Quaresma, Simão), también genera medios como Moutinho.
A los 13 años dejó el Portimonense, y cuatro más tarde ya debutaba con el plantel profesional verdiblanco que dirigía Paulo Bento, su auténtico valedor. La apuesta de Bento por Moutinho llegó hasta el punto de nombrarle capitán a los 19 años, sustituyendo a Sá Pinto, y aunque no tiene madera de líder y su aspecto es frágil -mide 1,70 y pesa 69 kilos-, se impuso en el vestuario de la misma manera que en el campo: en silencio y con determinación.
Futbolista ponderado, sereno, regular e inteligente, su discreción contrasta con el ruido que provoca su padre, consciente del ascendente de su hijo y, consecuentemente, de la cola de equipos que piden precio al Sporting para hacerse con sus servicios. Moutinho no necesita padrinos ni le gusta que le comparen con Deco ni con Rui Costa ni con nadie. Laborioso, dinámico y muy técnico, de manera que precisa bien el pase, se distingue por su buen sentido táctico, visión del juego y capacidad organizativa. Ante Turquía, en su estreno en un gran torneo con la selección -ha sido 12 veces internacional- Moutinho no sólo mezcló bien con Deco y Petit sino que cerró en defensa y se descolgó en ataque, hasta habilitar con una maniobra excelente a Meireles para que certificara el triunfo de Portugal y el éxito también del juego colectivo, el que le da la personalidad justamente a la selección.
João Moutinho parece ser el jugador de equipo por excelencia.
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