Mourinho se reta en San Siro
El técnico portugués vuelve a la que fue su casa, donde el Madrid jamás ha ganado ni al Inter ni al Milan en 13 visitas: tres empates y 10 derrotas
De San Siro salió José Mourinho una noche de octubre del año pasado con las manos esposadas. Un gesto más del técnico portugués para protestar contra el árbitro. En San Siro también celebró la Liga de 2008 en su primer año en el banquillo del Inter -la del curso pasado la consiguió fuera de casa, en el campo del Siena-. En San Siro le estaba esperando ayer un grupo de aficionados con varias pancartas. "Obrigado [gracias] para siempre, José" y "vuelve un día gran Mou, sabemos que tienes el corazón azul y negro", se podía leer en algunas de ellas. En San Siro, precisamente en San Siro, dejó plantados a 60.000 hinchas el pasado 23 de mayo, de madrugada, tras conseguir la orejona en el Bernabéu contra el Bayern Múnich. Los jugadores volvieron de Madrid sobre las cinco de la mañana y se fueron directos al estadio a pasear la Copa de Europa mientras amanecía en la ciudad y Mourinho cerraba su fichaje por el Madrid con Florentino Pérez. En vez de subirse al autocar camino al aeropuerto con sus jugadores, se subió al coche del presidente blanco. Decidió pasar de la fiesta. La que los hinchas del Inter llevaban esperando desde hace 45 años. Pese al plante, a Mourinho, de vuelta al estadio que comparten el Inter y el Milan, le dio por ponerse casi sentimental. "¿Ya ha sentido escalofríos?", le preguntaron. "Intento no sentir nada especial. Estoy aquí para jugar un partido importante y me tengo que aislar de las emociones. Tengo muchísimo que agradecer a los aficionados del Inter porque aquí no he hecho nada más que trabajar y trabajar bien. Espero en un futuro volver a este estadio para jugar contra ellos", comentó.
"Seguro que ellos están preocupados; saben que podemos ganarles", advierte
Califica de "gran árbitro" a Howard Webb, el que dirigió la final del Mundial
Esta noche se enfrentará al Milan. Como técnico del Inter, Mourinho ya le ganó en tres ocasiones de cuatro. En San Siro, al frente de los neroazzurri, solo perdió dos partidos. En San Siro, en cambio, jamás ha ganado el Madrid en 13 visitas: tres empates (dos contra el Inter y uno frente al Milan) y 10 derrotas (cinco y cinco). "No es un factor más de presión para mí. Simplemente, es importante saber que es muy difícil jugar y ganar aquí. Es un estadio que se llena en los partidos de la Liga de Campeones, en los que el calor de los hinchas se siente y te ayuda a ganar", explicó. Amante de los retos, los datos estadísticos no son algo superfluo para el luso. Lo mismo que busca ganar la Champions con tres equipos distintos (Oporto, Inter y Madrid), también busca colgarse la medalla de ser el primer entrenador del Madrid en salir victorioso de esta heráldica plaza.
"Es verdad que aquí el Madrid, con los grandes equipos que ha tenido, nunca ha ganado, pero estoy seguro de que los del Milan también están preocupados porque saben que podemos ganarles", dijo Mou. Se impuso a los de Massimiliano Allegri hace dos semanas en el Bernabéu (2-0). Los rossoneri nunca dieron la sensación de poder crear peligro ante el Madrid. Cansados, apagados, blandos, casi sin fuerzas, se rindieron tras encajar dos goles en 15 minutos. "Tenemos que hacer todo lo contrario de lo que hicimos allí. Faltaron ganas, maldad, y nos dejamos dominar desde el primer minuto", recordó ayer Ibrahimovic. "Vamos a presionar y a jugar como equipo", le hizo eco Allegri, quien dijo que para ellos el partido decisivo, sin embargo, será el último de la liguilla, en casa, contra el Ajax.
El Madrid suma nueve puntos de nueve posibles. Ha contado los partidos por victorias, ha marcado cinco goles y no ha encajado ninguno: "Ganar significa clasificarnos, pero no por ello dejaremos de pensar en la Champions hasta febrero, cuando empiecen los octavos. Un entrenador del Madrid está siempre obligado a ganar". En caso de cerrar el pase a los octavos, Mou no piensa, eso dice al menos, centrarse en la Liga y tomarse la competición europea como un pase de teloneros. Preguntado por las diferencias entre la Liga española y la italiana, el técnico fue concluyente: "En Italia gana el que menos puntos pierde; en España, si pierdes un punto, ya tienes problemas". Por ahora, está muy satisfecho con su equipo, más aún de lo que esperaba a estas alturas: "Mis equipos suelen alcanzar casi la perfección en el segundo año, pero, como no vamos a esperar, ahora estamos muy bien". En Milán tendrá nuevas pistas: es la salida más complicada en lo que va de temporada, tras visitar a los tres recién ascendidos (Real Sociedad, Hércules y Levante), al Málaga, el Mallorca y el Auxerre.
Hoy, según el propio Mourinho, todos los televisores europeos estarán sintonizados para seguir el Milan-Madrid. "Será un gran partido y con un gran árbitro", espetó el portugués sin que viniese a cuento. Para cerrar la rueda de prensa, cuando ya no había turno de réplica. El colegiado, el británico Howard Webb, es el que pitó la final del Mundial, el que consintió las brusquedades holandesas y la famosa patada de karateca de De Jong a Xabi Alonso. A Mourinho le gusta este árbitro. Quizá después del duelo en la capital lombarda, diga lo contrario. Con Mou nunca se sabe.
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