Mourinho provoca más incendios
El entrenador del Madrid menosprecia a Pellegrini y al Málaga, llama hipócritas a quienes no defienden sus tesis y lamenta que sus dirigentes y jugadores no apoyen sus quejas públicas
"¡Esto es ridículo!", cuchicheaban los jugadores del Madrid, ayer al mediodía. Conectados en el vestuario a Twitter, o a la radio, siguieron con asombro la conferencia de José Mourinho. El entrenador volvió a denunciar en la sala de prensa que quienes configuraban los horarios de los partidos beneficiaban al Barça. De paso, menospreció al ex entrenador madridista Manuel Pellegrini y a su actual club, el Málaga. Y a modo de colofón, señaló que el Madrid es una institución que funciona mal, descoordinada, y que sus jugadores no se implican lo suficiente en lo que denominó "estrategia de comunicación". En los despachos la reacción fue de perplejidad. "La cosa está peor que nunca", decían los empleados. Algunos especularon conque Mourinho quiere forzar el despido.
"Si me echan, yo no voy a entrenar al Málaga. Voy a un grande. Sin problema"
"¡Esto es ridículo!", cuchicheaban los futbolistas al oír las denuncias del técnico
"A mí no me puede pasar lo mismo que le pasó a Pellegrini", sentenció Mourinho. "¿Sabe por qué? Porque si el Real Madrid me echa yo no voy a entrenar al Málaga. Si me echan voy a un gran club de Inglaterra o a un gran club de Italia. No tengo ningún problema en volver a entrenar a un gran club".
En dos frases Mourinho despreció sumariamente a Pellegrini, al Málaga, y sorprendió a Florentino Pérez, el presidente que le contrató hace nueve meses con la esperanza de fundar un proyecto estable. Pérez no imaginó que con Mourinho el equipo ganaría menos puntos en la Liga que con Pellegrini. Tampoco sospechó que el técnico fuese un hombre autodestructivo.
El 0-0 de Riazor exhibió el costado más sombrío de Mourinho. La gente que frecuenta Valdebebas observa a un hombre que deambula por los pasillos conturbado, entre brotes de ira y exigencias extravagantes. Al escuchar su comentario sobre el Málaga varios jugadores sintieron que los ponía en un aprieto. Creen que hoy sus adversarios saldrán con rabia a demostrar que valen más de lo que cree Mourinho.
"Este es un mundo hipócrita", prosiguió Mourinho, arrancándose hacia donde lo llevase su soliloquio. "Toda la gente sabe lo que es verdad y mentira. Yo antes que ser hipócrita prefiero ser el punching ball de todos los cobardes. Pero nací así, crecí así y voy a morir así. Con la cabeza alta. Contento. Y sin miedo a decir las verdades. Sin miedo a que mañana una banda de cobardes vengan todos juntos a atacarme a mí. ¿Qué puedo hacer yo? Yo no tengo miedo a decir las verdades".
"Yo, por ejemplo", prosiguió, "no tengo una empresa inmobiliaria para representar jugadores de fútbol. Si tuviera una empresa inmobiliaria vendería casas". La repentina digresión fue una presunta alusión a Pere Guardiola, el hermano del técnico del Barça, que tiene intereses inmobiliarios y también representa jugadores.
El ataque de honestidad tuvo consecuencias inmediatas en la Diputación de Málaga, donde su presidente, Salvador Pendón, reaccionó ofendido: "Mourinho ha demostrado que es un auténtico payaso". En los despachos del Bernabéu, Antonio Galeano, director de comunicación del Madrid, explicó que el club no necesita disculparse: "Mourinho no ha pretendido menospreciar a nadie".
El encuentro del entrenador con la prensa fue tenso porque no admitió discrepancias.
-¿Cree que con sus quejas del calendario y de los arbitrajes ha logrado desviar la atención del fútbol?- le preguntaron.
-¿Qué quejas? No son quejas, son verdades. ¿Usted qué piensa?
-Que son quejas.
-¡Hipócrita!, lo siento. Tengo derecho a decirlo.
Mourinho se disculpó con su interlocutor antes de argumentar que él es el único que tiene el coraje suficiente para quejarse públicamente en defensa de los intereses del club. Cuando le preguntaron si se siente apoyado por el Madrid, replicó con mensajes subliminales y críticas veladas a la dirección. "¿Por qué razón se van a quejar otros si ya me voy a quejar yo?", dijo. "Hay gente que cuando tiene que decir una cosa no la dice y después pone a los otros a hacerlo. Hay clubes que tienen una estrategia de comunicación diferente de la nuestra. Aquí soy yo el que vengo y no pido jamás a un jugador mío que forme parte de una estrategia de comunicación. Hay otros clubes en los que los jugadores participan muy bien en una estrategia de comunicación, en donde el entrenador está protegido, tranquilito haciendo un papel diferente. Aquí no. Aquí soy yo el que viene a dar la cara. No hay más".
Al escuchar esto, los jugadores, atentos en el vestuario, recordaron que el sábado, en A Coruña, Mourinho les pidió que al salir del campo denunciasen la injusticia de los horarios que les ponían las televisiones. Pero no cumplieron. De lo único que se quejaron a la prensa fue de la táctica de Mourinho contra el Deportivo. Como dijo Casillas: "Regalamos los primeros 45 minutos".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.