¡Mambo!
El Barça llega embalado al clásico tras avasallar al Almería, al que ganaba 0-5 a los 37 minutos
Camino del clásico, el Barcelona se dio un paseo otoñal tan apacible por Almería que acabó cantando ¡mambo!: 0-8. A los azulgrana les alcanzó con un cuarto de hora para resolver un partido aparentemente endemoniado y que, al final, fue una excelente puesta a punto para recibir al Madrid.
La concentración barcelonista fue extrema, no hubo concesiones ni distracciones, muy puestos los jugadores en la faena, conscientes de que en juego estaba un evento decisivo para la moral de la Liga. Avistado el Madrid, el Barcelona sintió la necesidad de convertir cada oportunidad en gol, circunstancia extraña en un equipo, a menudo, tan artístico como indulgente. La salud de los equipos, y muy especialmente su grado de implicación en el juego, se mide, a menudo, a partir de su efectividad, y ayer la del Barça fue extrema frente un adversario hipnotizado y desbordado.
ALMERÍA 0 - BARCELONA 8
Almería: Diego Alves; Michel, Carlos García, Santi Acasiete, Juanma Ortiz; M''Bami, Bernardello, Fabián Vargas; Corona, Piatti, y Goitom.
Barcelona: Víctor Valdés; Dani Alves, Puyo, Fontás, Maxwell; Xavi (Thiago, m. 46), Mascherano, Iniesta (Keita, m. 46); Pedro (Bojan, m. 55), Messi y Villa.
Goles: 0-1, m. 16: Messi. 0-2, m. 18: Iniesta. 0-3, m. 26: Acasiete en propia meta. 0-4, m. 35: Pedro. 0-5, m. 36: Messi. 0-6, mm. 61: Bojan. 0-7, m. 66: Messi. 0-8, m. 77: Bojan.
Árbitro: Muñiz Fernández (Colegio Asturiano). Amonestó a los locales Bernardello y Fabián Vargas y al visitante Thiago Alcántara.
13.000 espectadores en el Estadio de los Juegos Mediterráneos.
Al brasileño Diego Alves, uno de los mejores porteros de la Liga, le remataban por igual los delanteros del Barça que sus defensas del Almería. Así de cruel resultó para la hinchada rojiblanca el encuentro de ayer, sobre todo cuando el Barcelona decidió resolver al mismo tiempo los asuntos del equipo y los particulares, que fueron varios. Hubo tiempo para ratificar que Villa funciona mejor como asistente que como goleador. Quedó constancia de la insaciabilidad de Messi, quien después de un triplete y dos asistencias, sumó su gol 101 en el campeonato, tras encadenar 15 en los últimos nueve partidos —contando el que logró con Argentina ante Brasil—. Y hasta Fontàs ofreció una diagonal extraordinaria, de campo a campo, que dejó a Pedro solo ante el arquero, una situación que ni pintada para el 0-4.
A partir de entonces ya nadie daba un duro por la suerte de Lillo. El alumno Guardiola provocó el despido de uno de sus maestros. En mala hora llegó el Barcelona a Almería para desdicha del técnico de Tolosa, cuyos equipos siempre jugaron muy bien al fútbol. Ayer, sin embargo, al Almería solo le dio tiempo de sacar un corner.
El Barça respondió sin contemplaciones, sabedor de la importancia del choque, el último obstáculo antes de enfrentarse al Madrid. El clásico condicionó la actitud y la alineación azulgrana, sobre todo porque su línea de pase quedó acortada por las ausencias de Busquets, muy exigido el miércoles en Portugal, y especialmente de Piqué, medio lesionado y a una sola tarjeta de la suspensión. Jugaron Fontàs, el central zurdo del filial, y Mascherano, un volante central de corte defensivo, circunstancia que obligaba tanto a los laterales como a los interiores a aumentar su productividad ofensiva.
A los azulgrana les interesaba jugar, por tanto, en la cancha del Almería y activar a Messi para que el partido se convirtiera en un mano a mano del delantero argentino con el portero brasileño Alves, al que ningún equipo le había marcado más de un gol, a excepción de la Real. Ayer Messi le metió tres y el Barcelona, ocho.
Rápido y ágil de pies y manos, Alves fue ametrallado ayer por Messi y por el Barça, igual de voraces ambos, más motivados que nunca, tensos ante la visita del Madrid, el lunes 29. El monólogo azulgrana no decreció ni siquiera cuando medió el descanso, ya con 0-5 en el marcador. Retirados Xavi e Iniesta, a la fiesta se unió Bojan, que facturó dos tantos, uno especialmente bello por la manera en que utilizó su cuerpo de niño ante dos centrales de envergadura.
Tocaron y jugaron los azulgrana sin descanso a la velocidad de la luz, muy silenciosos, siempre pendientes del partido, como si les fuera la victoria en cada remate y su futuro inmediato dependiera de un nuevo gol, incapaces de parar el rondo, sin piedad con Lillo y el Almería, que vivieron un calvario.
El próximo encuentro con el Madrid tuvo anoche más peso que el virus FIFA y el viento. Nada motiva más a los jugadores azulgrana que el duelo con los madridistas y no hay un rival que estimule más a Messi que Cristiano Ronaldo. Mambo, los azulgrana, que sumaron su sexta victoria consecutiva en cancha ajena, llegan embalados al clásico. Solo faltó el gol de Villa para hacer historia.
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