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El 'Kahn' de La Condomina

El alemán Reinke, que hoy defiende al sorprendente Murcia en Riazor, en la Copa, es el portero menos goleado de Primera y Segunda

Andreas Reinke es un tipo corriente. Alemán nacido en Güstrow, en la antigua República Democrática (RDA), un día de enero de 1969, mide, como buen portero, 1,92 metros y pesa 92 kilos. Pero su historia personal va más allá de su ficha técnica, que incluye los equipos en los que ha jugado: el Hamburgo (1991-1993), el Saint Pauli (1993-1994) y el Kaiserslautern (1994-2000) para después pasar al infierno griego del Iraklis en el curso 2000-01 y finalmente, a principios de la temporada pasada, recalar en un defenestrado Murcia que, por obra de un milagro, se mantuvo en la Segunda División en el último partido con una gran actuación de Reinke, que le valió ser reconocido por la afición como el mejor de la temporada.

Pero el invierno de Reinke, que se certificó con su salida al inferior fútbol griego, tuvo realmente como punto álgido su llegada al Murcia. El técnico, el histriónico David Vidal, el gran valedor de la actual racha de los pimentoneros, llegó a confesar a sus allegados que el alemán o cambiaba de actitud o se iba a su casa. Por eso se fichó a otro portero, Robles, llamado a la titularidad, pero que se lesionó a las primeras de cambio. Vidal consideraba que el objetivo de su equipo era eludir el descenso y se ha encontrado con el Murcia en el segundo lugar, sólo superado por el Zaragoza, y en los cuartos de final de la Copa, en los que hoy se mide al Deportivo en Riazor. Supuestamente, el club gallego estuvo interesado en ficharle a finales de 2002, cuando Molina anunció su retirada temporal a causa de un cáncer testicular.

Buena parte de culpa la tiene este gigantón alemán al que Vidal no concedía crédito. Se equivocó: Reinke es el portero menos goleado de Primera y Segunda, con tan sólo ocho goles recibidos y ha logrado mantenerse 535 minutos sin sufrir un tanto. Además, ningún conjunto ha logrado ganar al pimentonero por más de un gol de diferencia, lo que demuestra la actual seguridad del germano, que no hace tanto soportaba como podía los desaires del público de La Condomina.

En la temporada 1998-1999, Reinke llegó a ser considerado el mejor cancerbero de Alemania, por delante de otros calificados como grandes, como Oliver Kahn, titular del Bayern Múnich y la selección. Sus compañeros destacan del alemán su desmesura, ya que, según cuentan, en los primeros días rajó su camiseta porque le quedaba mal en vez de pedir otra. Además, su color preferido, el amarillo, no falta en las alineaciones del Murcia. Otros, más puntillosos, resaltan que se viste de invierno en verano y con poca ropa de abrigo en enero. Es un caso. Al final de cada partido o de cada uno de sus entrenamientos, Reinke, cual estereotipo de alemán, conduce su furgoneta Wolkswagen por Murcia, una ciudad en la que se ha adaptado más fácilmente que en Grecia, país del que recuerda el mal comportamiento de sus aficionados, lo que le hizo aceptar la oferta española.

Por sus problemas con el idioma castellano, que no domina todavía, este alemán llama a sus compañeros de forma diferente al resto. Richi es Ricki y Carmona es Ramona para este teutón que, con plenos vientos favorables, mantiene el favor incondicional del público, cuyos pulgares miran, en este momento, al cielo.

De hecho, los sueños de la afición en buena parte cuelgan de este gigantón alemán, del Kahn de un equipo que sólo aspiraba a quedarse en Segunda y ya se ve muy cerca de Primera.

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