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Reportaje:

El yate "Fortuna", vanguardista por su sistema de propulsión sin hélices

El yate de los Reyes, pese a las informaciones negativas que se han difundido de él, es muy veloz para su tamaño y está en la vanguardia de los barcos rápidos por su innovador sistema de propulsión mediante chorros de agua, lo que supone abandonar la hélice por la reacción. EL PAIS ha sido el primer periódico en obtener permiso de la Casa Real para contemplar en Avilés los trabajos de revisión anual rutinaria del Fortuna, que en esta ocasión preceden a los de redistribución del interior. Richard Cross, patrón y responsable de cuidar los aspectos técnicos de los motores del yate de don Juan Carlos desde hace casi diez años, califica a éste de manitas al elogiar entusiasmado las habilidades y conocimientos de Su Majestad en materia de navegación. Francisco Javier Sitges, presidente de Mefasa, en cuyos talleres mecánicos se encuentra actualmente el Fortuna, vigilado permanentemente por guardias civiles de paisano confundidos con los trabajadores de la plantilla, estima que este prototipo representa el futuro de los barcos rápidos. El yate, obsequio del príncipe Fahd de Arabia Saudí a don Juan Carlos, ha sido cedido por éste al Patrimonio Nacional.

, El Fortuna, propiedad del rey Juan Carlos, ha sido trasladado de nuevo a las naves de Mefasa, empresa de mecánica y fabricación situada en San Juan de Nieva (Avilés), donde se efectuará una nueva distribución de su interior y se le colocará una cubierta de aluminio muy ligera en la toldilla, además de ser sometido a una revisión general rutinaria de toda su mecánica.Muchas de las informaciones y especulaciones surgidas en torno a la realidad del Fortuna, presentado en ocasiones como un yate con numerosas averías, son falsas. Francisco Javier Sitges, presidente de Mefalsa, lo califica de futurista, en cuanto a la tecnología, y de espartano, por su modestia. Después de las reparaciones a que fue sometido el invierno pasado en la factoría asturiana funciona perfectamente, aseguró a EL PAIS Richard Cross, patrón y responsable de las cuestiones técnicas. El inglés Cross trabaja para el Rey desde el 12 de noviembre de 1972. Participó ya en la vigilancia de la construcción del Yate en los astilleros Palmer Johnson, al noroeste del lago Michigan, en Estados Unidos, y supervisó en Asturias los trabajos de reparación y revisión.

Barco a propulsión sin hélice

La familia real de Arabia Saudí regaló el yate en proyecto al rey Juan Carlos, «dada», afirma Sabino Fernández Campo, secretario general de la Casa del Rey, «la entrañable amistad que les une».

El Fortuna es un prototipo de barco hecho en aleación ligera de aluminio de alta resistencia, de carena en V, cuyas principales características son la propulsión a través de tres chorros de agua y la ausencia de hélices. El chorro central está movido por una turbina similar a la de un avión pequeño, y los dos laterales, por dos motores Diesel marinos. Antes carecía de timones y maniobraba mediante movimientos paralelos de los chorros laterales. Con los motores Diesel sólo alcanzaba una velocidad de once nudos, que podía elevar a 45 con la puesta en funcionamiento de la turbina.

Defectos de fabricación

En agosto de 1979, el yate llegó a España en un mercante, que lo desembarcó en el puerto de Barcelona. En ese momento, el rey Juan Carlos vendió el Fortuna I al marqués de Mondéjar, jefe de la Casa Real.

En dos años se detectaron algunos defectos en el nuevo barco, que exigían importantes correcciones. Tenía poca reacción de maniobra a bajas velocidades, con las consiguientes dificultades de atraque. Los motores Diesel, sin la turbina, imprimían una velocidad muy escasa, de forma que navegaba muy rápido o demasiado lento con sólo dos motores, pero sin lograr una media de crucero de veinticuatro nudos, aproximadamente, que es la utilizada. A altas velocidades, con mala mar, en popa presentaba una cierta inestabilidad y producía un fuerte ruido interior.

Modificaciones satisfactorias

Una vez tomada la decisión de realizar las obras de reparación precisas, Richard Cross y el arquitecto del Fortuna, también de nacionalidad inglesa, visitaron diversas fábricas en Holanda, el Reino Unido y Alemania para consultar proyectos. Francisco Javier Sitges, que conoce el yate desde su llegada a Barcelona, adonde acudió a verlo, porque le entusiasmaba su revolucionario sistema de propulsión, negó haber ofrecido al Rey la factoría que preside. «Su Majestad me honra con su confianza», dijo, «pero no me atrevo a decir que tiene amistad conmigo por respeto hacia él. Yo también soy aficionado a la nieve y a los barcos; por eso no recuerdo bien si le conocí en Palma o en Baqueira Beret. En cualquier caso supongo que habrán elegido Mefasa por razones técnicas». Richard Cross confirma este criterio de Sitges en el curso de una conversación mantenida por ambos en Madrid con EL PAIS, y añade que también ha sido tenido en cuenta el precio, que resultaba más barato que otros proyectos consultados.

Desde la entrada del Fortuna en San Juan de Nieva, Cross y su mujer trasladaron su residencia a Avilés durante el invierno para vigilar de cerca los trabajos de reparación. El año pasado el barco fue ampliado en tres metros, aproximadamente. Ahora tiene unos veintinueve. Los motores Diesel fueron sustituidos por otros de mayor potencia de la misma casa; los chorros de agua de dichos motores pasaron a girar independientemente y no en paralelo como hasta entonces; se añadieron dos falsos codastes (elementos protectores de los timones), con sus correspondientes timones, y se procedió a la insonorización de la sala de máquinas y al cambio de los silenciosos de los motores. En fin, los dos generadores fueron sustituidos por otros de potencia superior.

Tales modificaciones han dado resultados totalmente satisfactorios, asegura Richard Cross, para quien los objetivos que se perseguían han sido alcanzados sin duda. Así, los motores Diesel aumentaron la velocidad de once a veinticinco nudos; las maniobras de atraque han dejado de presentar problemas; la estabilidad es magnífica a grandes velocidades con mala mar en popa, y los ruidos disminuyeron en un 60%.

Respondió durante el verano

En contra de algunas informaciones, el barco funcionó perfectamente durante toda la pasada temporada de verano, con la excepción de algunas pequeñas averías, como la rotura de un manguito de refrigeración y algún fusible fundido, que hubo de ser sustituido. Los comentarios que se hicieron en torno a la aparición de una avería durante el crucero de la familia real por el Mediterráneo son inciertos, según Cross. Lo que ocurrió fue que se levantó el mistral y el yate hubo de permanecer tres días en el puerto deportivo de Hyeres, próximo a Toulon. Los Reyes regresaron a España porque don Juan Carlos debía recibir en audiencia al presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, para volver luego al barco.

Modesto, sobrio y futurista

Lo que más sorprende del yate real es su modestia y sobriedad. En su interior, Fernando Sitges, hermano del presidente de Mefasa, comentaba, con motivo de la visita que hizo EL PAIS a la factoría, donde el Fortuna es vigilado día y noche por guardias civiles vestidos de paisano, que se trata «de una lancha muy buena y de un juguete al lado de los yates que tienen otros reyes». Su tripulación está formada por Richard Cross, interesado en todo momento en aclarar que el capitán del barco es el propio Rey, y sólo otras tres personas. Debajo del sobrepuente se encuentra la superestructura, donde está un salón que no supera los 4,5 metros cuadrados y una pequeñísima cocina. Con las obras que se realizarán ahora, la cocina irá a continuación del puente, para dejar el salón totalmente a popa. Se trata de una modificación muy sencilla, con la que se pretende una distribución interior más racional, que no exige tocar la estructura del barco, sino un simple cambio de tabiques de madera. En el casco hay cinco camarotes, todos ellos, incluido el de los Reyes, de dimensiones muy reducidas.

El Rey es un "manitas"

Richard Cross es un ingeniero mecánico experto en motores de barcos y aviones. «El rey Juan Carlos», afirma, «es un manitas en todo lo que hace relacionado con la mar. Es un navegante de mucha categoría. Desde luego, yo no le llego a sus pies. El yate le relaja totalmente. Lo malo es que tiene demasiado trabajo y muy poco tiempo para disfrutarlo». Los cinco miembros, agrega, de la familia real disfrutan de la navegación y ninguno de ellos se marea, dato este muy importante. «La reina Sofía», dice, «tiene un aguante impresionante. Subiendo Finisterre fue la única persona que no llegó a notarlo». Del Rey habla siempre con sincera admiración: «Es el mejor jefe que he podido tener. Preferiría seguir siempre con él, aunque perdiera mucho dinero». Destaca también de Juan Carlos su interés por los avances tecnológicos en materia de navegación, y asegura no tener conocimiento alguno respecto del supuesto deseo de la Armada por realizar las reparaciones del Fortuna. «El Rey buscaba», afirma, «un taller mecánico capaz de efectuar este trabajo específico en un corto espacio de tiempo y a buen precio. Como consecuencia de ello hemos barajado las posibilidades que teníamos al alcance de la mano y nos hemos decidido por Mefasa, porque reúne justamente las condiciones que el barco de Su Majestad necesitaba. Sabíamos que en el norte de España existe una alta capacidad tecnológica en esta especialidad y, a la vista de los presupuestos, no resultó difícil la elección».

Cross, que piensa adquirir la nacionalidad española, conf-lesa haber pasado mucho miedo el 23 de febrero. El golpe le cogió en Avilés, con el Fortuna. «Cuando conseguí hablar con la Zarzuela por la noche, me tranquilizaron anunciándome que el Rey intervendría horas después por la televisión ».

Un barco poco común

Francisco Javier Sitges no tiene más que palabras de elogio para el yate real. «No es», dice, «un barco usual. Cuando se hizo, en el invierno de 1978, sólo había uno parecido en la marina norteamericana. Carece de lujos, pero en su sencillez es muy bonito. Tiene mucha estabilidad, asimila muy bien los golpes de mar y tiene una gran suavidad de entrada en las olas». Pero, sobre todo, confía en su sistema de propulsión: «El Fortuna es el futuro de los barcos rápidos. El mar pasará de la hélice a la reacción. Funciona de forma parecida a los aviones, sólo que en este caso el agua sustituye al aire. Su rendimiento es mucho mayor, aumenta la velocidad y disminuye las vibraciones». Finalmente, no esconde la satisfacción que le produce el éxito de las reparaciones realizadas en el yate. «La verdad es que la Prensa venía dando una imagen distorsionada de la realidad. Me va usted a permitir largamente un farol: si la obra no hubiera sido acertada, el rey Juan Carlos no habría traído su yate de nuevo a nuestra factoría».

Francisco Javier Sitges es también consejero director general de Asturiana de Zinc, sociedad presidida por Jaime Argüelles Armada, que ha sido la primera en obtener en España el zinc electrolítico.

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