Honduras, una perita en dulce o un gafe
Podría ser una perita en dulce, ya que Honduras sólo jugó un Mundial, el de España 1982. Podría ser un gafe, ya que le sacó un empate (1-1) a la selección española encumbrando sobre todo a dos futbolistas: el portero Arzu (fichó por el Racing) y el delantero Pecho de Águila Zelaya (fichó por el Deportivo, aunque se rompió en la pretemporada y no jugó ni un solo minuto). Lo que está claro es que el equipo de Honduras, que dirige el colombiano Reinaldo Rueda, tiene algo de adivino: planeaba concentrarse en España o Suiza y jugar un partido amistoso contra Chile. Tres de tres. Visionarios. Cambio de planes.
Honduras se clasificó para el Mundial de Suráfrica gracias a una carambola final en la que encontró la ayuda de Estados Unidos, que empató con Costa Rica el último partido mientras el conjunto de Rueda ganaba a El Salvador. Todo ocurría en plena crisis política del país hondureño por el golpe de Estado que destituyó a Zelaya (otra vez Zelaya) en favor de Micheletti. El partido consumó la gran eclosión social. La única buena noticia en un país sumido en la desesperanza.
En dos años, Rueda ha rastreado todo el futbol hondureño, aunque acabó apostando por las figuras emigrantes, lideradas por La Pantera Suazo, el delantero del Inter que consiguió batir en el Cagliari el récord de goles de Gigi Riva y ser nombrado mejor jugador extranjero de la Serie A en 2006. Como Kaká. Es el líder de una legión extranjera más experta de lo que su origen anuncia, más aguerrida de lo que su jerarquía presupone.
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