'Hermanos y Enemigos', la historia de Divac y Petrovic
Canal+ estrena mañana un documental sobre la relación entre el serbio y el croata, ases del baloncesto en los años 90, cuya amistad terminó con las guerras balcánicas
Para construir una amistad hacen falta años, pero para destruirla, unos instantes. Todo empezó cuando Vlade Divac, baloncestista serbio que estaba celebrando en la cancha un Mundial ganado con la selección de Yugoslavia, arrebató de las manos de un aficionado una bandera de Croacia. El croata Drazen Petrovic, hasta entonces amigo íntimo de Divac, no pasó por alto aquel gesto y la relación entre los dos empezó a virar hacia una profunda enemistad. Era 1990 y la disolución del país de Yugoslavia estaba a punto de llegar a través de las guerras balcánicas.
La relación entre los dos jugadores eslavos, que triunfaron en la NBA, será contada mañana en un documental que emitirá Canal + (18.50 horas). A través de la voz narradora del mismo Divac, a la sazón jugador de los Lakers, y de otros testimonios, se va a reconstruir una de las historias más emotivas del mundo del baloncesto. Divac y Petrovic nunca pudieron reconciliarse porque este último murió en un accidente de coche en 1993, cuando tenía 28 años y jugaba con los Nets.
"El baloncesto que ve cualquier niño en los países de la ex Yugoslavia hoy en día, sería imposible pensarlo sin estos dos hombres", explicaba hoy Nikola Loncar, ex baloncestista serbio y actual comentarista de Canal +, en la presentación del documental en la Fundación Ferrándiz de Madrid. En la charla que hubo después del adelanto del vídeo, se habló mucho más de Petrovic que de Divac. En parte por el recuerdo que el croata dejó en España -estuvo un año en Madrid deslumbrando con sus actuaciones-; en parte por su carácter peculiar. "Tenía un hambre, unas ganas de comerse el mundo increíble", subrayó Loncar. Para él, Divac se puede comparar con Pau Gasol, mientras Petrovic, con nadie.
El día en el que el croata, conocido en su patria como El Mozart del baloncesto, murió, Loncar estaba entrenándose con el Partizan de Belgrado. A pesar de estar en el mayor equipo serbio y en plena guerra serbocroata (1991-1995), la conmoción fue tal que el entrenador les dijo a los jugadores que se fueran a casa y que volvieran el día después. El estremecimiento causado por la noticia pudo más que la política y la guerra. Dívac y Petrovic, Hermanos y Enemigos.
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