"Hemos sido nuestro propio enemigo"
Hiddink lamenta la falta de experiencia y de picardía de sus jugadores
Como el eslabón más débil de la cadena. Así debió de sentirse el pobre Denis Alexeyevich Kolodin, el chico que llegó de Volgogrado, el desierto de los tártaros, los salitrales y los campos de girasoles. La lluvia de los Alpes, esos bosques, esas montañas amenazantes, formando una olla de piedra y hielo sobre el estadio de Tívoli, le debieron de parecer el lugar más desolador del mundo. Cuando pierden un duelo, los defensas se sienten seres miserables. Kolodin perdió el suyo en el minuto 20 después de que un pase de Capdevila le pillara descolocado, mal parado respecto a Torres, que se le escapó sin que su intervención de urgencia lo remediara. Estaba solo y nadie le ayudó. El lateral Anyukov no compareció. Libre de su marcaje, Torres dejó solo a Villa ante el gol. Averiada en el casco, Rusia se hundió.
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"Éste es un equipo demasiado joven", se lamentó el seleccionador de Rusia, Guus Hiddink; "y hoy [ayer] hemos sido nuestro propio enemigo. En el primer gol, la defensa cometió un error estúpido. Con el segundo, un minuto antes del descanso, nos hundimos psicológicamente".
"Rusia no tiene un equipo para especular y esperar atrás", dijo Hiddink; "hasta cuando jugábamos con cinco defensas nos metían goles fácilmente. Nuestros jugadores no están preparados para no tener el balón. Por eso hemos intentado tener la iniciativa. Esto ha hecho que España jugase a la contra. Les ha gustado. Y nosotros hemos sido naïf. Nos ha faltado picardía y conocimiento. Lo hemos pagado con creces. España tiene jugadores que han sabido castigarnos cuando fallábamos. Nos han dado una lección de contragolpe".
Rusia llegó a la Eurocopa con una defensa de porcelana. Frágil por todas partes. Desesperado ante la ausencia de centrales de categoría, Hiddink cambió el sistema hace un mes. Experimentó. Pasó de jugar con tres a hacerlo con dos en una línea de cuatro. En el proceso, cambió a toda la zaga. Quitó a los gemelos Berezuski, dos armarios, y sentó en el banquillo a Ignasevich, el líder, porque estaba fuera de forma. En su lugar puso a Zirkov, un volante central reconvertido, y a Kolodin. El jugador del Dinamo de Moscú, inexperto en bregas internacionales y con sólo 23 años de edad, fue el único defensa puro que enfrentó a España. La línea que le tocó ocupar fue de lejos la más débil de su selección. Pero no la única responsable de la goleada. Hiddink hizo un apunte: "En el segundo y en el cuarto gol no se puede culpar sólo a la defensa. Fue todo el equipo el que falló. Nuestro centro del campo no supo dónde empezaba el fuego y dónde había que ejercer de bomberos".
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