Estados Unidos descubre el fútbol
La épica clasificación del conjunto levanta pasiones en un país que ama el béisbol, la NBA y el fútbol americano y hasta ahora despreciaba el 'soccer'
Parece ser que a los estadounidenses no les gustaba porque les resultaba aburrido. Un juego que puede acabar sin que gane nadie, con un empate, está muerto a la emoción. Suponemos que lo del aburrimiento nada tiene que ver con la longitud en el tiempo, con los 90 minutos de duración de un partido, porque el béisbol, deporte puramente americano, se puede alargar por horas y horas mientras unos señores (a veces con barriguita) escupen tabaco al suelo a la espera de un strike.
Los estadounidenses acaban de descubrir la emoción del fútbol. Y lo han hecho con toda su épica. El miércoles, cuando ya no había esperanzas, cuando la selección se quedaba fuera de los octavos de final, cuando se reafirmaban en que eso del soccer era para otros, un gol en el tiempo de descuento de Landon Donovan -jugador de Los Ángeles Galaxy- convertía en creyentes a los infieles. Y la población sucumbía a la fiebre del fútbol. Por ejemplo: un circunspecto senador teorizaba para un adormecido hemiciclo en el Congreso de Washington cuando los gritos procedentes de la sala contigua, en la que estaban viendo el partido que catapultó al equipo estadounidense a la cabeza del grupo C por delante de la afamada Inglaterra, sacaron a todos de su letargo legislativo. "¡Yessssssssssss!" (sin necesidad de traducción).
Obama contó a los jugadores que escuchó el gol cuando estaba con el general Petraeus
Los jugadores norteamericanos recibieron una llamada del propio presidente Barack Obama en la que les relató que mientras estaba reunido con el general David Petraeus -no puede haber nada más serio, ambos diseñaban lo que sería la inmediata puesta en escena del despido fulminante encubierto de dimisión del general de Afganistán Stanley McChrystal, por hablar más de la cuenta- llegaban diversas expresiones de júbilo desde diversas oficinas del Ala Oeste de la Casa Blanca. "¡Yesssssss!". "¡Yesssssss!".
Así es el fútbol cuando se gana. Sirve para olvidar las pequeñas miserias que nos arruinan la cotidianidad y para que el gringo de traje que nunca saluda en el edificio de la Prensa Internacional de Washington saque pecho y rete a los españoles: del "¿ustedes no eran favoritos?" a "vernos las caras en la final". Luce sonrisa desde hace varios días y reparte buenos días como repartía abrazos y achuchones el día que su equipo pasó a octavos. Hoy se miden a Ghana por una plaza en cuartos, donde se quedaron en el Mundial de 2002.
El panorama deportivo estadounidense está irreconocible. Una de las grandes cadenas de televisión -CBS- ofrece los partidos del Mundial durante el fin de semana. El balompié ya no está relegado a un canal escondido. Prácticamente cualquier deporte supera en este país el número de seguidores al fútbol. Siempre imbatibles el baloncesto, el fútbol americano y el béisbol. Pero el golf, el tenis o incluso el hockey sobre hielo levantaban mucha más pasión que el invento del soccer. Las pantallas gigantes en plazas de conocidas ciudades de Estados Unidos prueban lo contrario. Los seguidores de la selección de fútbol de Estados Unidos son ya legión.
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