Capitán sin brazalete
Xabi afirma su jerarquía en el Madrid lanzando un penalti contra la voluntad de Cristiano
Hay capitanes porque llevan el brazalete, capitanes porque tienen poder político dentro del club, capitanes porque negocian las primas con el presidente y capitanes porque son escuchados por sus compañeros en el vestuario. Fernando Redondo pertenecía a la última categoría. Xabi Alonso va camino de seguir sus pasos. El domingo pasado, cuando el árbitro pitó el penalti sobre Cristiano Ronaldo en los últimos minutos del Madrid-Villarreal, las cámaras de Cuatro registraron un episodio inolvidable.
-Déjame tirarlo a mí, le dijo Xabi a Cristiano, que se encaminaba hacia el punto de penalti con la pelota.
-No, lo quiero tirar yo.
-Déjamelo.
-Es que quiero ser pichichi.
-Y yo todavía no he hecho mi primer gol con el Madrid. Así que déjame.
El medio ha dado 1.505 pases en esta Liga. Su actividad no admite comparación
Así fue como Xabi se hizo con el balón y marcó su primer gol con la camiseta blanca. No resultó sencillo. Con la intención de rendir un homenaje multitudinario a Raúl, que acababa de entrar al campo, el fondo norte del Bernabéu, justo sobre la portería, gritaba: "¡Ra-úl, Ra-úl, Ra-úl!". La gente pedía que lo tirara el primer capitán. El jugador más poderoso del club hasta hace poco. Xabi hizo oídos sordos y se concentró en el balón y en Diego López. Disparó, marcó, pero el árbitro mandó repetir. El público seguía: "¡Ra-úl, Ra-úl, Ra-úl!". Xabi acomodó el balón de nuevo y se dispuso lanzar el penalti contra todo. Contra el Villarreal, contra el público, contra el raulismo y contra la voracidad de Cristiano, símbolo del gran proyecto de Florentino Pérez.
Consciente o no de ello, el gesto del tolosarra fue un arrebato de autoafirmación colosal. Un mensaje a todos los niveles del madridismo recordando que el equipo tiene una nueva jerarquía. Y hay que pasar por el aro. Que mandara el balón como un misil, a media altura, pegado al palo izquierdo de Diego López por segunda vez, selló su intervención con un éxito rotundo. Arbeloa y Raúl corrieron a felicitarle. Cristiano maldijo para sus adentros.
Xabi ha dado 1.505 pases en esta Liga. Su actividad no admite comparación en el Madrid y en España sólo es superado por Xavi Hernández, que encuentra más apoyos gracias al estilo del Barça. Los dirigentes del Madrid se muestran convencidos de que Xabi es el timón. En un equipo pensado para que brillen las individualidades, el mediocentro es un elemento tan raro como imprescindible. El técnico, Manuel Pellegrini, tiene dudas respecto a casi todo en la línea media menos respecto al tipo de la barba roja. "Tiene un sentido colectivo a prueba de cualquier vanidad", explica un dirigente; "hay jugadores, como Cristiano, que ayudan al equipo a partir de su talento individual. Xabi pone su genio al servicio del plan colectivo y es un líder en la medida en que líder es aquél que, además de cumplir con su propia responsabilidad, tiene una mirada más amplia".
Hay tres clases de futbolistas: los cazadores, los recolectores y los administradores. Xabi pertenece a la última categoría, que también es la más intelectual. Hace falta tener cierta obsesión por la casuística, cierto afán clasificatorio, un don para poner a cada especie en su respectivo cajón, para desempeñar con acierto las funciones del mediocentro. Xabi posee esas extrañas virtudes. Lo mismo en la verdulería, donde es capaz de clasificar una colección de pimientos de Ezpeleta, del Piquillo, de Anglet, de guindillas de Tolosa o de cuernos de cabra, que en el campo, donde organiza el juego en corto, en largo, al pie, al espacio, plano, con comba, atrás, adelante, rápido, con freno, por fuera o por dentro. No hay pimiento que sea incapaz de etiquetar ni situación táctica a la que no pueda aplicar el pase adecuado.
A pesar de su importancia, la labor de Xabi en este Madrid ha pasado más o menos inadvertida hasta ahora. El domingo se abalanzó sobre Cristiano y mantuvo con él una pequeña conversación ante el mundo. Ahora el mundo sabe que el tipo de la barba roja ha dado un paso al frente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.