A Button se le olvida ganar

Que la calificación fuera tan caótica el sábado (tres banderas rojas, accidentes de Glock, Webber y Alguersuari; la sanción a cinco pilotos, los problemas mecánicos de Kovalainen) sirvió para alimentar la emoción en la clasificación, que se aprieta, pero no en la carrera. Por primera vez en la temporada, la suerte abandonó a Jenson Button, y el líder del Mundial no fue capaz de correr como tal. Partió décimo y acabó séptimo. Un punto que no le vale para coronarse. Al británico le bastaba con acabar cuarto para llevarse el campeonato a falta de dos carreras, pero desaprovechó su primer match point con una labor pobre y conservadora, a la espera del error ajeno para dar un paso más al campeonato. Todo lo contrario que Sebastian Vettel, que veía el de Japón casi como la última oportunidad de arrebatarle el título al de Brawn GP. Las posibilidades estaban a punto de deshacerse, y el espigado piloto se lanzó al ataque desde el minuto uno. Ni el KERS de Hamilton, ni su nuevo difusor, diseñado especialmente para circuitos rápidos como Suzuka o Spa, ni el coche de seguridad pudieron frenar el empuje del pupilo de Adrian Newey, que se llevó la gloria y el podio con una labor impecable, dejando libre el liderato únicamente cuando pasaba a la calle de boxes a repostar. Ahora, 15 puntos le separan del trono.

De hecho, la propulsión extra del McLaren de Hamilton en la salida sólo sirvió para batir a Trulli. El italiano, la única baza de Toyota tras el accidente de Timo Glock, que ni corrió ni fue sustituido por Kobayashi por orden de la FIA, hizo lo que pudo en la salida, pero el coche no agarró lo suficiente y Hamilton no le dio opción. Tendría que hacerlo en pista. Sutil (a Rosberg) y Kovalainen (a Button y Kubica) adelantaron también, pero no contribuyeron a hacer más espectacular la salida, y enseguida, la carrera se pintó con los colores del Red Bull de Vettel. Tantas ganas tenía el bávaro de arrancar un 10 a su casillero, tanto se divertía desde su posición de privilegio, que los ingenieros tuvieron que pedirle que vigilara su mapa de consumo para ajustarse a la estrategia.

Ante una carrera tan abierta, la victoria era cuestión de tiempos. Mientras Vettel comandaba con mano de hierro, Alonso, decimosexto tras la penalización de los comisarios, corría casi sin ambición, con la sensación de ser ya más piloto de Ferrari que de Renault. Si el R29 ofrece pocas garantías aun rindiendo al cien por cien, lo es menos aún cuando rueda con sobreviraje y problemas de ala. Alonso apenas se movió de su zona hasta su primer repostaje en la vuelta 31. Sin posibilidades, el español compuso una estrategia a una parada que mejoró su actuación (acabó décimo) y le cruzó con pilotos como Kubica o un Jaime Alguersuari sobresaliente hasta el abandono de éste por accidente a ocho vueltas del final. Pero nada más. Renault sigue incapaz de lograr algo épico. Ni siquiera de dar batalla.

El catalán protagonizó la mejor actuación de su carrera como piloto de fórmula uno. Con un ritmo competitivo, muy fino en la vuelta a vuelta, Alguersuari completó una carrera excelente llegando incluso a rodar noveno. Su mejor marca hasta la fecha. Pero a ocho vueltas para el final, completada ya la segunda parada, la promesa española pisó a fondo el acelerador en su entrada a la curva 15 y perdió el control de su monoplaza por razones que todavía estudian los ingenieros. Segundo accidente del fin de semana (el sábado sufrió otro y provocó la suspensión temporal de la pole), esta vez más espectacular aunque sin consecuencias. Mala suerte; gran trabajo.

La fisonomía de la carrera cambió momentos antes de la entrada del coche de seguridad tras el accidente de Alguersuari. Jarno Trulli acosaba a Hamilton en pista, y McLaren calculó que tres segundos serían suficientes para que su piloto conservara la segunda plaza. Lo logró el británico, pero se necesitaban más. Repostó primero y Trulli se mantuvo en pista, agotando los últimos litros de gasolina antes de hacer su segunda y última parada. 6.7 segundos de repostaje y éxito total para Toyota, que aplaudía su actuación al ver regresar al italiano por delante de Hamilton.

La carrera estaba decidida pese a la aparición del coche médico. Sebastian Vettel era dueño y señor de Suzuka. Por fin volvía a lo más alto. El desfallecimiento de Red Bull a mitad de la temporada, marcada por su incapacidad de adaptarse a los circuitos más lentos, se vio recompensado con una gran victoria, aunque también con un gran fracaso. El de Mark Webber, que pese a firmar la vuelta rápida, completó una pesadilla de cinco pasos por el pit-lane por problemas mecánicos con su monoplaza. El Mundial sigue abierto, y Brawn comienza a mirar con recelo las dos últimas citas de la temporada. Falta poco, pero todavía hay sitio para la sorpresa. Sebastian Vettel contra dos: Rubens Barrichello, el eterno escudero, y Jenson Button, un líder al que se le ha olvidado mandar.