El Barça y el 'Grand Slam'
Del 5-0 al 1-3, el Madrid ha mejorado mucho, pero los azulgrana responden como nadie ante los grandes retos - Con Guardiola solo han caído ante el Inter de Mou y en Copa ante sevillistas y madridistas
Una victoria madridista en ocho clásicos entre Mourinho y Guardiola. ¿Conclusión? El azar, sostuvo el entrenador portugués tras la derrota del sábado. Una vez más quedó atrapado en su selectiva memoria, puesto que su particularísima etimología de azar alcanza para el gol de Xavi rebotado en Marcelo, no para el de Benzema, a los 21 segundos y después de un error de Valdés y dos carambolas favorables. Quién sabe, quizá fuera una jugada ensayada en el laboratorio de Valdebebas, mientras que Xavi no practica con Marcelo como diana en la probeta de Sant Joan Despí. Al margen de las ruletas de Mourinho, lo cierto es que del 5-0 al 1-3 el Real Madrid ha mejorado notablemente, pero aún no le alcanza ante un adversario que le tiene tomada la medida. Ante un rival al que el empacho de éxito de estas últimas temporadas le ha hecho ser más selectivo.
El equipo catalán es como los tenistas que se reservan para los mejores torneos
El Barça es más Barça que nunca cuando escucha pirotecnia a su alrededor, cuando mayor es el reto. Tanto se evapora en Getafe como se agiganta en el Bernabéu o San Siro. Tiene su propio Grand Slam, como esos tenistas que se reservan para los días de gloria o esos jugadores de la NBA que juegan dos Ligas en un curso: se dejan ir en la temporada regular y explotan en las finales. De hecho, con Guardiola en el banquillo, los azulgrana solo han padecido ante el Inter de Mou en la Liga de Campeones, ante el Sevilla en Copa y ante el Madrid en la última edición de ese torneo. Y en las tres ocasiones por centímetros, que no por azar, guiños que también puntúan en las victorias, aunque en las propias nunca lo subraye Mourinho.
Si los grandes equipos se miden en los momentos cruciales, el Barça es de los más fiables de la historia. Su cualidad de plantel competitivo pocas veces se enfatiza. No solo es un conjunto estilista, sino que muchos de sus futbolistas son insaciables, pequeños tiranos. Nadie lo simboliza mejor que Messi, tótem del fútbol mundial que aún lagrimea en el vestuario con las derrotas. Así le vieron en Sevilla tras caer en unos octavos coperos o en mayo en Mestalla después del cabezazo de CR. En eso, nada ha cambiado respecto al Leo que perdía en el patio colegial de Rosario y se quedaba sin merienda. Con Alexis y Cesc, que no acaparan títulos, Guardiola pretende incentivar al vestuario.
Ante la voracidad barcelonista en las grandes cumbres, el Madrid se ha mostrado como un excelente competidor en los paréntesis entre clásico y clásico. Y ya es meritorio ante un adversario semejante. Por ello, pese al azote del sábado, nada hace pensar que el Madrid no pueda negociar la Liga con éxito, torneo en que a este Barça le cuesta encontrar una motivación semanal sin el abrigo del Camp Nou. Lo suyo es el Grand Slam, fechas en rojo en una Liga de nueve meses. De ello puede aprovecharse el Madrid. Y si hace diana no será por azar.
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