El crítico cambió el discurso
En la divertida película Ratatouille, Peter O'Toole da voz al supercrítico gastronómico y pone en sus labios una declaración: "La vida de un crítico es sencilla. Arriesgamos muy poco y abusamos de nuestro poder sobre aquellos que someten su trabajo a nuestro juicio. Prosperamos con las críticas negativas, que son divertidas de escribir y también de leer. Pero la triste verdad es que cualquiera de sus basuras tiene más significado que nuestras críticas". Antón Ego, que así se llama nada menos que el malvado crítico, es feo, seco, está amargado, y vive en soledad en permanente cabreo en una lujosa mansión. Los autores de Ratatouille se han debido de divertir de lo lindo caricaturizando al crítico. Bienvenida sea la risa, especialmente en este país donde con tanta frecuencia se adoptan actitudes como la del crítico Ego.
Véanse estos días en la tele algunas malhumoradas intervenciones sobre la ley del cine. Para el representante de los exhibidores, las pelis españolas y europeas no interesan al público, lo que no es siempre cierto. Para el de las teles privadas, se hacen demasiadas, lo que puede ser verdad, mientras que para el director David Trueba el cine español está en un momento vivísimo lleno de talento, aunque maniatado por televisiones y exhibidores. Todo suena a ya oído, como si se repitieran clichés, cuando lo más probable es que la ley ya esté consensuada y que estas ponencias en el Parlamento no sean más que puro trámite. Puede que sea más importante el que cuatro películas españolas hayan sido seleccionadas para competir por los premios europeos de este año: Alatriste, de Díaz Yanes; Ladrones, de Jaime Marqués; La noche de los girasoles, de Sánchez-Cabezudo, y El perfume, de Tom Tykwer. La primera es obra de un realizador experto, otras dos son realizaciones de principiantes, y la tercera una férrea coproducción con Alemania y Francia. El 1 de diciembre se conocerá en Berlín el veredicto de los académicos cinematográficos europeos. No lo van a tener fácil. Entre las 42 películas de 26 países seleccionadas aparecen varias pequeñas maravillas, algunas de las cuales han triunfado ya en las taquillas españolas; otras lo van a hacer en breve, a juzgar por el interés que han despertado en los festivales internacionales donde han sido premiadas. Y claro que, como de costumbre, hay las películas que han pasado a la manera en que aquel rayo de sol pasó por el cristal sin romperlo ni mancharlo.
Parece que la cosecha europea de este año está siendo estupenda, incluso para los cines que piden la supresión de la cuota de pantalla a pesar del exitazo que han tenido con la última británica de Harry Potter. Ratatouille cuenta de una rata que cocina a escondidas los manjares más sabrosos, y el retorcido crítico Ego reconoce finalmente que uno de los platos de la rata le ha devuelto al paladar el plato favorito de su infancia. Se arrepiente de su malvada crítica y empieza a disfrutar. En definitiva, cambia el rollo. Lo agradeceríamos.
Babelia
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