La contradicción del poeta
En el poema-dedicatoria que da inicio a su libro Moralidades, Jaime Gil de Biedma escribía: "(...) a vosotros pecadores como yo, que me avergüenzo de los palos que no me han dado, señoritos de nacimiento por mala conciencia, escritores de poesía social, dedico también un recuerdo...". Unas palabras que definen la contradictoria personalidad de un poeta que dedicó la mayoría de su vida a trabajar como ejecutivo en una empresa; de un escritor al que le gustaba más leer que escribir; de un homosexual que se enamoró de una mujer; de un hijo de familia acomodada e ilustrada al que le gustaba introducirse en la lujuria sexual de barrio bajo; de un amante de la vida sometido a experiencias íntimas autodestructivas. Un cúmulo de paradojas que Sigfrid Monleón consigue reflejar en El cónsul de Sodoma, película biográfica sobre Gil de Biedma que también es pura contradicción. A momentos estimables, incluso brillantes, le pueden suceder secuencias al borde de la vergüenza.
EL CÓNSUL DE SODOMA
Dirección: Sigfrid Monleón. Intérpretes: Jordi Mollà, Àlex Brendemühl, Josep Linuesa, Bimba Bosé.
Género: drama. España, 2009. Duración: 120 minutos.
Tiene momentos estimables y secuencias al borde de la vergüenza
El cónsul de Sodoma arranca fatal. Las primeras escenas, filmadas en Manila, donde el protagonista desarrollaba su trabajo para Tabacos de Filipinas, huelen a impostura, comenzando por una discutible fotografía de corte añejo y color miel que va a marcar el resto del metraje, y terminando por una ambientación, una interpretación y unos extras que nunca logran dar verosimilitud al paseo por la degradación de Gil de Biedma. Sin embargo, pasado cierto tiempo, la cadencia de una estructura alimentada a base de poemas recitados en off, que van marcando suceso a suceso, relación a relación, la vida del poeta, va edificando un entramado argumental que, a pesar de los vaivenes temporales, fluye bastante bien. Mientras, las conversaciones entre los escritores de su generación deambulan entre la sinceridad de las charlas de estilo con Juan Marsé (tanto de vida como de literatura) y la forzada solemnidad sentenciosa de ciertos diálogos políticos.
Fiel a su costumbre, Jordi Mollà arriesga con un papel de composición que al principio provoca alzamiento de la ceja, pero que logra convencer por su huida de la imitación y por saber reflejar una extraña mezcla de dolor y ternura. Así, su trabajo y los esporádicos aciertos de Monleón acaban reviviendo a todo un personaje que arrastra por su diversidad, por su potencia: "Un maricón inteligente", como lo define, de forma más elogiosa que insultante, un policía de la Brigada Político-Social. Un hombre brillante, esencialmente contradictorio, que se hace carne en el temerario último plano de la película, quizá soberbio, quizá kitsch, quizá camp: Gil de Biedma es un muerto en vida que ya no puede actuar, sólo observar, al ritmo del Always on my mind de los Pet Shop Boys. "Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde", escribió el poeta. Menudo epitafio.
Veinte años de la muerte del autor
- Nace en el seno de una familia acomodada en Barcelona en 1929.
- Fue un alto ejecutivo de la Compañía de Tabacos de Filipinas.
- Su carrera literaria comenzó mientras cursaba estudios de Derecho en Barcelona y también en Salamanca.
- En 1959 publica Compañeros de viaje que, junto con Moralidades (1966), forma la parte más social de su obra.
- En 1965 ve la luz A favor de Venus y en 1968 aparecen sus Poemas póstumos.
- En 1974 publica sus memorias, Diario de un artista seriamente enfermo y entra en una crisis que lo aparta casi totalmente de la actividad artística.
- El 8 de enero de 1990 murió de sida.
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