"El pueblo se está despertando"
El movimiento del 15-M se manifiesta con la vista puesta en los barrios
Con dos amigos más, Felipe Tejeras, de 42 años, se manifiesta por la Via Laietana. "¡No se puede vivir de esta manera!", se queja el barcelonés. Eso le llevó ayer a recorrer durante horas el centro de Barcelona, que quedó tomado por la marea de indignados. "El pueblo se está despertando", dijo, orgulloso. Bajo el lema de La calle es nuestra. No pagaremos tu crisis, miles de personas salieron de la plaza de Catalunya y acabaron en Pla de Palau, en una auténtica demostración de civismo. La marcha, de cuatro horas, se saldó sin ningún incidente.
Una furgoneta, cargada de fotógrafos y dos speakers, animó al público todo el trayecto. "¡Vote, vote, vote. Chorizo el que no vote!", gritaban. Y la gente avanzaba a saltitos, como podía. "Mis pies están muy gastados de protestar", alardeaba orgullosa M. R., de 73 años, mientras trataba de agacharse, en uno de los momentos en los que los animadores pedían a la gente que lo hiciese para que se pudiese ver claramente la masa de manifestantes. Junto a su marido, explicaba que hace "muchos años" que luchan en contra del sistema. "Y todavía seguimos. Estamos en contra de los recortes y de todo lo que está pasando".
Los manifestantes pidieron la dimisión del consejero de Interior, Felip Puig
Sofía Tarela, de 35 años, se sumó a la protesta con su marido y sus dos hijos, de 20 meses y cuatro años. "Les he contado que estamos haciendo la revolución", explicó la mujer, que empujaba el carrito con su bebé. Su marido cargaba a la pequeña a caballito. Coreografías, carteles, personas con pegatinas de rechazo a la violencia y recordando que el movimiento del 15 de mayo "es un movimiento pacifista"... La manifestación fue una juerga. Durante más de tres horas, la Via Laietana estuvo colapsada.
"Yo me he quedado sin trabajo por esta crisis", contó Yolanda Prat, de 25 años, enfermera de profesión. Varios jóvenes hicieron una procesión con tres féretros: la sanidad, la educación y la vivienda. Al llegar a Pla de Palau les hicieron un pequeño velatorio, con gesto serio, vestidos de negro y las caras pintadas de blanco.
A las seis y media, la cabecera llegó a Pla de Palau. Las personas que seguían en plaza de Catalunya tardaron todavía una hora y media en poder arrancar. La manifestación reunió a muchos indignados de fuera de la ciudad. Como Mari Carmen Estivill, de 57 años, y Javier Zapico, de 60 años, que tomaron el tren desde Barberà del Vallès. "Estamos indignados por todo", decían. Los barrios son la prioridad ahora del movimiento. Para hablar de ello han convocado una asamblea el próximo domingo a las cinco de la tarde. "Tenemos que movernos más allá del 19-J", animó una joven, que subió al escenario el finalizar la manifestación.
MARISA VILLAESCUSA: "Mi futuro lo veo muy negro"
Con 21 años, Marisa Villaescusa es estudiante de enfermería. "Me metí en eso porque decían que había mucha demanda de enfermeras. Pero ahora veo que, con los recortes, no vamos a ser tan necesarios". Su futuro lo ve "muy negro". "Si todo va bien, habrá oposiciones a enfermera dentro de cuatro años. Pero tal como está todo, ¡quién sabe!" Crítica con la crisis económica que se ceba en los trabajadores, ha participado en varias asambleas y está indignada, sobre todo, por los recortes en la sanidad.
PEDRO TORIBIO: "Los recortes son una vergüenza"
A Pedro Toribio y su familia, ni los recortes en salud y educación de la Generalitat ni la crisis les han tocado de forma directa. Pero eso no impide que este prejubilado de la metalurgia acuda, a sus 58 años, a la manifestación acompañado de los suyos. "La situación que vivimos a todos los niveles, pero sobre todo por los recortes, es una vergüenza", dice. Sobre las agresiones a los diputados en el Parlament, Toribio ve positivo que el movimiento 15-M "se haya desmarcado claramente de la violencia".
MARTA MARTÍNEZ: "Estoy harta de cómo funciona todo"
Marta Martínez trabajaba, hasta hace un mes y medio, como programadora informática para el Departamento de Cultura de la Generalitat. Pero los recortes del Ejecutivo de Artur Mas le han dejado en la calle. "Los informáticos estamos allí como servicio externo, y han prescindido de algunos de nosotros", explica la mujer, que ha participado en algunas asambleas de la plaza de Catalunya. "Fui a votar en las elecciones, pero estoy harta de cómo funciona todo. Es una situación insoportable".
KAREN S.: "Está muy bien que la gente se mueva"
Karen S., de 53 años, acude a la manifestación de la plaza de Catalunya movida, sobre todo, por la curiosidad. Trabaja en una organización que presta asistencia humanitaria y observa con atención lo que ocurre con el movimiento 15-M en Barcelona. "Me interesa saber lo que está pasando. Y creo que está muy bien que la gente se mueva". Karen cree que los incidentes frente al Parlament fueron un hecho esporádico y asegura que la mayoría de los manifestantes busca soluciones por la vía pacífica.
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