La política se cuela en el discurso de los empresarios catalanes
El Círculo de Economía eleva el tono reivindicativo de la patronal
Los empresarios sí hablan de política. Y públicamente. Lobbies y patronales han salido a la palestra en los últimos años para exigir la descentralización del aeropuerto de El Prat, defender el nuevo modelo de financiación autonómica y manifestarse tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto. Censuraron también la inestabilidad del primer tripartito. Pero el Círculo de Economía ha ido esta semana un paso más allá al reclamar un "nuevo pacto constitucional" para redefinir las relaciones "entre Cataluña y España". La nota del influyente foro ha sorprendido por su contundencia y por haber sido alumbrada a las puertas de unas elecciones, mientras que algunos sectores lo ven como consecuencia lógica de la crisis institucional que ha dejado la sentencia del Constitucional y porque consideran que el discurso nacionalista se ha abierto un hueco entre los empresarios.
"La movilización no surge del patriotismo, sino del hartazgo", señala Rodés
Rosell: "La gente se pregunta cuántos impuestos pagamos y cuánto recibimos"
Un miembro de la junta del Círculo de Economía describe así la situación: un empresario hace 20 años no perdía ni un minuto hablando de soberanismo o independencia, pero ahora en cualquier foro surge esa cuestión. En esa realidad, coinciden casi todos los empresarios consultados. En lo que discrepan es que el fin sea soberanía. Empezando por el Círculo de Economía, que tras su comunicado advirtió de que en ningún caso pedían una reforma de la Constitución, sino que el objetivo era abordar la otra cara de la crisis: la política.
El abogado Gonzalo Rodés precisa que esta movilización empresarial no surge de "un sentimiento de patriotismo", sino de una sensación de "hartazgo". "En muchos casos no se trata de convicción, sino de cansancio", asegura. Hasta ahí también hay acuerdo. Sin embargo, el notario Juan José López-Burniol advierte de que a partir de aquí "la deriva es personal". "El cansancio no viene solo de la sentencia del Estatuto. El debate estatutario ha sido muy largo y ha provocado esa sensación", asegura.
La gran irrupción patronal en la escena pública se escenificó en el acto de IESE de marzo de 2007, en el que la plana mayor de los empresarios reclamó la descentralización aeroportuaria, que todavía hoy sigue en el aire. El único precedente era un informe del círculo sobre la falta de inversión del Gobierno central en infraestructuras en Cataluña en 2001 y algunos toques al Ejecutivo catalán para urgirlo a cerrar la negociación del Estatuto y ocuparse de la política económica.
Desde entonces, las demandas empresariales han ido goteando. A título personal, los empresarios Artur Carulla (Agroalimen), Carles Colomer (The Colomer Group) y Leopoldo Rodés (Media Planning) se unieron a favor del sí al Estatuto en el referéndum. Las patronales también apoyaron al Gobierno catalán en su negociación por el nuevo modelo de financiación, aunque luego lo plantaran en el acto de puesta de largo. En las últimas semanas los empresarios han venido denunciando que el Ministerio de Fomento haya aplazado la construcción de los accesos ferroviarios al puerto de Barcelona y a El Prat y que, según la Cámara de Comercio, el Gobierno incumpla la disposición adicional tercera del Estatuto, que fija que las inversiones en infraestructuras en Cataluña deben ser equivalentes a su peso en el conjunto de la economía española.
Ese es el contexto. ¿De ahí al soberanismo económico? "Nada de eso", rechaza Juan Rosell, presidente de la patronal catalana Fomento. "Ahora bien, la gente se hace preguntas económicas que no dejan de ser políticas: ¿cuántos impuestos pagamos y qué servicios recibimos? Y la respuesta no nos gusta", agrega. Su contrincante en la lucha por la presidencia de la patronal, Joaquim Boixareu, asiente: "Cataluña necesita más recursos; es una evidencia".
Xavier Sala i Martín, economista y profesor de la Universidad norteamericana de Columbia, resalta que este nacionalismo es parecido al del siglo XIX, cuando surgió por motivos económicos. A su juicio, los empresarios catalanes, cansados del Gobierno de José María Aznar, "se subieron al carro" de Zapatero, a quien en Barcelona le dieron los altavoces que no tenía en Madrid. "Queda claro que Zapatero no ha dado mejor trato económico a Cataluña que el PP y los empresarios creen que el camino es otro", argumenta.También en la patronal de las pymes Cecot observan un 'cierto despertar político'. '¿Debe dedicarse el empresariado catalán a hacer política? La respuesta es no. ¿Debe pensar en clave política el empresariado catalán? Rotundamente sí', señala el presidente de la organización, Antoni Abad. El presidente de Vueling, Josep Piqué, que también ha suscrito la nota del Círculo de Economía como vicepresidente de la institución, asiente: 'Hay una creciente preocupación sobre el deterioro de nuestras instituciones en los últimos años'. Y atribuye el 'descrédito institucional' al 'malhadado proceso estatutario', que obliga a 'reconstruir el espíritu de consenso' de la transición y que, a su juicio, fue 'roto por los Gobiernos español y catalán en la pasada legislatura'. Sala i Martín sí opina que hay un creciente soberanismo económico. Y, por ejemplo, en las últimas elecciones a la Cámara de Comercio se presentó el Centro Catalán de Negocios, una plataforma independentista de empresarios cuyas propuestas, no obstante, no pasaron la prueba de los comicios.
Aeropuerto y unidad
"No creo que los empresarios vayan hacia posiciones soberanistas. Alguien debe explicarme cómo se relaciona la gestión aeroportuaria con la unidad de España. Sí es cierto que el independentismo es hoy una opción política que no se esconde y está en la discusión, también entre los empresarios, pero nada más", tercia el catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, Antón Costas.
Josep Piqué abunda en que este debate no es "sano ni conveniente", mientras que el presidente de Ercros, Antoni Zabalza, lo rechaza con rotundidad. "No hay nada más lejano en las preocupaciones de los empresarios catalanes que el soberanismo y la reforma de la Constitución", asevera Zabalza, quien se muestra "extrañado" porque la nota del círculo ha salido precisamente "en plena crisis y ante unas elecciones".
El foro empresarial que preside Salvador Alemany, quienes algunos sitúan como miembro de un futuro gobierno de CiU, no habla de tocar la Constitución, pero sí recuerda que se trata de un "texto dinámico" que no debe servir para "sacralizar" los acuerdos de la transición. "Queremos reglas de juego claras y que se cumplan. Y si no nos gustan, cambiémoslas", remacha Juan Rosell.
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