EL pabellón que hundió el viento en Sant Boi tenía defectos de construcción
Los fallos no causaron el siniestro, según un informe pedido por el Ayuntamiento
El túnel de bateo que se hundió en Sant Boi de Llobregat el pasado 24 de enero cayó por la fuerza del viento, aunque tenía deficiencias de construcción, según un informe que el Ayuntamiento de la localidad presentó ayer. El derrumbe sepultó a un equipo infantil de béisbol: cuatro niños de entre 10 y 11 años murieron, y otros 13 quedaron heridos. Algunos ya se entrenan, otros siguen en tratamiento médico.
Mientras el equipo de Sant Boi se recupera de fatal suceso, y a la espera de la resolución del proceso judicial, víctimas y Ayuntamiento han encargado estudios para esclarecer qué provocó, al margen del fuerte viento, el desgraciado accidente. Los informes de la defensa de las familias indican que el edificio presentaba graves deficiencias.
El derrumbe del túnel de bateo provocó la muerte de cuatro niños
El Consistorio, que dirige el socialista Jaume Bosch, encargó tres informes: uno al Departamento de Física Aplicada de la Universidad Politécnica (UPC) sobre las condiciones del viento y dos sobre la estructura: uno al Colegio de Arquitectos y otro al Departamento de Ingeniería de Puentes y Caminos de la UPC.
El informe del Colegio de Arquitectos es el único que ha detectado anomalías en la estructura del túnel: en la construcción del edificio se cometieron dos errores, uno importante. El túnel de bateo carecía de un refuerzo de hormigón armado en las paredes, que habitualmente se coloca cada cinco metros y que "sí estaba en el presupuesto inicial"; además, las vigas principales no estaban ancladas a los muros. Estas deficiencias no se detectaron antes porque la estructura no se revisó durante sus 17 años de vida, al no haber "signos exteriores de deterioro", en palabras del alcalde. El Ayuntamiento estudiará por qué los refuerzos de hormigón armado que se habían presupuestado no se colocaron finalmente.
El informe del Colegio de Arquitectos determina que el túnel no cumplía la normativa actual de viento, que obliga a las construcciones a aguantar rachas de más de 130 kilómetros hora. Pese a ello, el edificio no tenía, según el estudio, ninguna irregularidad, porque sí respondía a las exigencias de la normativa vigente en 1988, cuando se proyectó la instalación, que preveía rachas máximas de 102 kilómetros. Sin embargo, el informe del Departamento de Ingeniería de Puentes y Caminos difiere: señala que el edificio fue capaz de aguantar vientos de hasta 138 kilómetros y que su estructura responde a la normativa sobre estructuras de hormigón vigentes en la actualidad.
"Ahora deberemos ver cuál tiene razón", explicó ayer Jaume Bosch, que insistió en atribuir el accidente al viento y a una norma, a su juicio, demasiado ligera. "Con la actual ley, el edificio habría aguantado más, pero no podemos saber qué habría pasado. La conclusión es que el accidente se produjo por condiciones meteorológicas extraordinarias", señaló.
El estado del tiempo a las 11.15 horas del 24 de enero, cuando se produjo el suceso, lo detalla el Departamento de Física Aplicada de la UPC. Los investigadores calculan que en ese momento, en el que se registró la máxima fuerza del viento, las rachas llegaron en el campo de béisbol a 160 kilómetros por hora, lo que supone cargas el 147% superiores a las que podía soportar el túnel. Su situación lo hacía más vulnerable: el pequeño pabellón se escondía al lado de las gradas del estadio de béisbol y quedó resguardado del viento mientras soplaba en dirección oeste. Hasta que la fuerza cambió de golpe hacia el suroeste y chocó de pleno contra el lateral de la instalación, lo que produjo el derrumbe. El alcalde, tras analizar los tres informes, se reafirmó en su conclusión: "El accidente era inevitable".
A la espera del juez
Han pasado más de tres meses desde el fatídico sábado de finales de enero en que el viento hundió el túnel de bateo de Sant Boi de Llobregat, y el paisaje del estadio, en el que entrena y juega el club de la localidad, ha cambiado poco.
Los escombros del edificio que antaño sirvió para practicar el bateo continúan intactos y sin poder retirarse por orden del juzgado de Sant Boi, que investiga los hechos. El juez que lleva el caso encargó un estudio pericial que ya está en manos de los abogados que llevan el caso. El alcalde de Sant Boi, Jaume Bosch, avanzó que "existen divergencias" entre el informe y las conclusiones del Consistorio, aunque ayer no detalló, al existir secreto de sumario, qué diferencias hay entre uno y otro.
Los familiares de los cuatro niños fallecidos y de otros cuatro que resultaron heridos se personaron en la causa como acusación particular. Los afectados no han recibido indemnizaciones: las aseguradoras del Ayuntamiento, de la Federación Catalana de Béisbol y del equipo de Sant Boi están a la espera de la resolución judicial para cuantificarlas.
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