Un oasis caldeado
Un dietario inédito de 1934 analiza la antesala del 'sis d'octubre'
Era casi una encerrona: iba a Madrid, por la Generalitat, para defender una normativa catalana (la Llei de Contractes de Conreus) jurídicamente discutible y que una parte de la burguesía catalana, encabezada por Cambó, había presentado al Tribunal de Garantías Constitucionales. Eso siempre es malo y más en mayo de 1934: la República española es frágil y el president Companys no cederá ni un ápice; se habla de movilizaciones armadas: "Es posible que perdamos y que algunos de nosotros dejemos la vida: pero perdiendo, Cataluña gana porque necesita sus mártires que mañana le asegurarán la victoria definitiva", le comenta el president. En ese contexto, el negociador, el hábil abogado Amadeu Hurtado (1875-1950), decidió iniciar un dietario, comprendido entre el 29 de mayo y el 15 de septiembre de 1934 y que, 74 años después y sin una coma retocada, ha editado Quaderns Crema: Abans del sis d'octubre.
Hurtado tacha al 'Govern' de "comité revolucionario" y al Estado Catalán de "nazi"
"La verdad es que da miedo lo que se dice; Cataluña estaba radicalizada, ¿dónde estaba el oasis catalán?", comentan Amadeu Cuito y Víctor Hurtado, nietos del abogado que han editado el texto. Amadeu Hurtado se movió bien: quien como decano del Colegio de Abogados de Barcelona compró el Palau Casades; el diario La Publicidad para empresarios catalanistas y creó la revista Mirador, tiene oficio pactista. Habla y le hablan con claridad. Azaña está preocupado por la deriva política en Cataluña y sugiere llevar el caso al choque izquierdas-derechas y no al de Catalunya-República: no se puede debilitar más al régimen.
Al abogado, que ha recriminado a Cambó su actitud, le duele la estratagema de la Generalitat en la que le hacen tomar parte, "ese papel de desvalido que encuentra en el sufrimiento, real o imaginario, el motivo de la protesta eterna catalana"; le irrita el nacionalismo "primario, incomprensible y carrincló" que impera. Por eso cree que Companys y su Gobierno se comportan "como un comité revolucionario".
Hurtado tejerá una tupida red que le lleva ante el presidente del Gobierno (Samper) y el de la República (Alcalá-Zamora). Incluso mantendrá los contactos cuando la Generalitat le aparte de la negociación. Mientras, las radios dan consignas prebélicas y los partidos preparan la resistencia armada, nota que "en Madrid, esto no interesa a nadie" y que hay una distancia sideral entre Generalitat y pueblo: ni los campesinos se manifiestan.
Tan desorbitada está la situación que tacha de "nazis" al Estado Catalán y a su dirigente Josep Dencàs, por su extremismo. Su visión le lleva a intuir que el nuevo catalanismo necesita de otros líderes: la Lliga de Cambó y hasta su partido desde 1932, Acció Catalana Republicana, se funden. Huele una crisis económica y política junto a "una revolución en marcha".
El episodio acabó con el Parlament aprobando una ley con los retoques que quería Madrid. Pero Samper cayó al poco en favor de una coalición derechista; a las ocho de la noche del 6 de octubre, Companys declaraba la República catalana. De madrugada, tras el escaso apoyo popular, el president cedía: arrancaba la recta final de unos trágicos sucesos que la recuperación de las memorias de Hurtado (40 anys d'advocat, en Edicions 62, el primer semestre de 2009, en edición íntegra a partir de la mexicana) y las de Cambó (este octubre, en Edicions 62) reflejan como pocos en la bibliografía catalana. Los paralelismos de actitud con la actualidad van a cargo del lector.
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