El neonazi Pedro Varela dice a la juez que el Holocausto fue un mito
"No juzgamos ideas, sino la difusión del odio", afirma el fiscal
"Aquí no juzgamos ideas, sino la difusión de la doctrina del odio". El fiscal Miguel Ángel Aguilar intentó bloquear así la estrategia que ayer desplegó el librero neonazi Pedro Varela. Orador brillante, el popular dueño de la librería Europa se presentó al juicio -en el que afronta una petición de cuatro años de cárcel- como víctima de un sistema que persigue sus opiniones. Antes de entrar a la sala, se comparó con Jesucristo, Juana de Arco e Indira Gandhi. "A quien hace algo interesante, se le persigue".
Varela declaró en el juicio como acusado de difundir ideas que justifican el genocidio y de incitar al odio racial. Para él y su defensa -que intentó llevar el foco al terreno de la libertad de opinión- no hay lo uno ni lo otro. En su declaración, Varela exploró distintas vías para defenderse. Argumentó que su librería y su clientela son más plurales de lo que se dice y se presentó como un simple "editor de libros". Explicó que no lee todos los libros que edita y vende y añadió que no necesariamente está de acuerdo con lo que dicen sus autores. Aun así, dejó caer algunas lindezas cuando le preguntaron por el Holocausto: "No digo que no hubo persecución [a los judíos], pero hasta ahora nadie ha hallado las pastillas de jabón. Y dudo que se alcanzara la cifra mítica de seis millones". Según la doctrina del Tribunal Constitucional, negar el Holocausto no es delito; justificarlo, sí.
En 2006, los Mossos d'Esquadra registraron la librería, en la calle de Séneca de Barcelona, y se llevaron casi 5.000 libros. En la causa, que ayer quedó vista para sentencia, se examinan 16 títulos que incluyen, a juicio del fiscal, expresiones que tienden a justificar el genocidio cometido por el régimen nazi. Aguilar retó a Varela y le dijo si vendía, por ejemplo, libros de SOS Racismo. Los mossos que practicaron el registro ratificaron, como testigos: "la mayoría de libros están relacionados con ideas nacionalsocialistas".
En un juicio que fue una mezcla de análisis literario, apuntes historicistas y razonamientos jurídicos, la defensa de Varela se centró en denunciar que se trataba de un juicio de opinión y que los párrafos seleccionados por el fiscal, que podrían constituir delito, están "sacados de contexto". Y que algunos de los libros seleccionados (como Mi lucha, de Hitler) pueden comprarse también en grandes almacenes. "Una cosa es que él sea racista, y otra que incite a cometer hechos concretos". Como ejemplo, el letrado dijo que defender el comunismo no presupone justificar los gulags.
El fiscal se esforzó en desmontar esas tesis y defendió que los libros fueron objeto de un análisis exhaustivo por parte de los Mossos. Aguilar pidió que, hasta que haya sentencia, Varela entregue el pasaporte por riesgo de fuga. Hace dos años, fue condenado a siete meses de cárcel por apología del genocidio. El fiscal recordó a la juez la reciente sentencia sobre la librería Kalki (sus responsables fueron condenados a tres años y medio de cárcel) y pidió contundencia para Varela. "Esto es odio lanzado a la línea de flotación de la convivencia. Y no basta con un reproche moral. Es necesario el derecho penal".
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