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Reportaje:

La masificación amenaza la Val d'Aran

Baqueira-Beret ha recibido a más de 100.000 esquiadores estas Navidades Las infraestructuras y los núcleos urbanos ocupan sólo el 5% de la superficie del valle

La Val d'Aran, un pequeño territorio de 630 kilómetros cuadrados y no más de 8.000 habitantes, necesita abrir con urgencia un intenso debate para definir el modelo turístico a seguir en los próximos años si no quiere repetir la situación caótica que se ha producido las pasadas fiestas de Navidad. Los apagones de luz, las colas de casi tres horas para recorrer la carretera de acceso a la estación de esquí de Baqueira-Beret y la deficiencia de algunos servicios públicos han empañado las vacaciones de miles de personas que creían haber elegido el mejor destino para pasar estas fiestas navideñas.

La sensación de colapso vivida en todo el valle es una prueba de que sus infraestructuras son insuficientes para absorber la avalancha de visitantes que se registra en momentos concretos, principalmente durante la temporada de esquí.

El éxito turístico ha sido rotundo a pesar del mal tiempo y de las molestias que han tenido que soportar los esquiadores a causa de la masificación. Las 11 estaciones de esquí de Lleida han vendido desde Navidad hasta Reyes un total de 280.000 forfaits, de los cuales 125.000 corresponden a Baqueira, según datos facilitados ayer por el Patronato de Turismo de la Diputación de Lleida, que ha visto cómo se cumplían sus previsiones sobre afluencia de esquiadores y ocupación hotelera, con el 95% de ocupación en la mayoría de los establecimientos del Pirineo.En toda la Val d'Aran hay 7.000 plazas hoteleras, más de 4.000 de cámping y unas 30.000 segundas residencias, casi todas ellas en urbanizaciones de lujo localizadas en las proximidades de Baqueira, en la parte alta del valle. La mayoría de estas viviendas sólo están ocupadas una media de 15 días al año, mientras que el resto del tiempo permanecen cerradas. Actualmente el metro cuadrado construido se vende a 4.200 euros.

El caso de la Val d'Aran empieza a ser un grave problema para el turismo. La política urbanística desarrollada en las últimas décadas, con el beneplácito de la Generalitat y de las instituciones locales, está empezando a pasar factura al monocultivo del turismo, auténtico motor económico del valle. Ha sido una política basada en la construcción desordenada de hoteles y segundas residencias en un territorio donde cada vez escasea más el suelo edificable. Una política que ha incentivado el turismo de masas, en perjuicio de un turismo sostenible y adaptado a las singulares características de un territorio donde las infraestructuras y los núcleos urbanos ocupan sólo el 5% de la superficie.

La saturación que empieza a sufrir Naut Aran, en cuyo término municipal se ubica Baqueira, es algo que se veía venir desde hace tiempo. Los empresarios del sector turístico habían advertido de que el modelo urbanístico estaba a punto de tocar fondo, pero las autoridades locales no les hicieron caso. Mientras tanto, muchos empresarios y especuladores del sector inmobiliario se han aprovechado de una normativa ambigua y permisiva para hacerse de oro vendiendo terrenos y viviendas a precios que sólo están al alcance de las clases más pudientes.

Ahora ya se empiezan a escuchar las primeras críticas contra el Conselh Generau d'Aran, máxima institución de autogobierno del valle, y el Ayuntamiento de Naut Aran, gobernado por CiU. Hosteleros, comerciantes y los partidos políticos en la oposición acusan a ambas instituciones de ser las responsables de las barbaridades urbanísticas cometidas, sobre todo en el área de influencia de Baqueira, por una falta de planificación y de racionalidad. "Si no se pone freno inmediatamente a tanto desequilibrio, esto cada vez se parecerá menos a Suiza y más a Andorra", advierte el presidente del gremio de hostelería de la Val d'Aran, Juan Antonio Serrano.

En esta parte del valle está agotado el suelo edificable, pero ello no impide que la actividad inmobiliaria mantenga un ritmo frenético. Sólo hace falta darse un paseo por la zona para verificar que la vorágine constructora no decae. Las grúas metálicas instaladas por empresas locales y foráneas en cualquier rincón forman parte de un paisaje en el que el color verde está siendo sustituido por el gris del cemento y el negro de la pizarra.

Plan estratégico

"La comarca necesita con urgencia la elaboración de un plan estratégico del turismo que fije los criterios de planificación urbanística y defina el modelo que queremos", señala el diputado autonómico socialista Paco Boya.

El anterior Gobierno de la Generalitat tampoco es ajeno al inmenso descontrol urbanístico que reina en Naut Aran. Uno de sus últimos favores a la sociedad que explota el complejo invernal de Baqueira fue la recalificación del valle de Ruda, una franja de 65.000 metros cuadrados situada entre el río Garona y la cota 1.500. Esta medida permitirá construir un nuevo núcleo residencial de más de 3.000 plazas (800 hoteleras y 2.500 de segunda residencia), 1.500 plazas de aparcamiento y 8.000 metros cuadrados de zona comercial. Los terrenos han sido comprados por un consorcio empresarial, UTE Neu 1.500, del que forma parte Construcciones, Materiales y Pavimentos (Comapa) y otras constructoras que tienen como accionistas a destacados militantes de CiU.

La Comisión de Urbanismo de Lleida dio luz verde al proyecto sin exigir un plan especial como exigían la oposición municipal y los colectivos ecologistas para poder controlar las actuaciones supuestamente abusivas de una empresa privada que ha incumplido y vulnerado reiteradamente la normativa urbanística.

"Se han producido en este territorio diversas actuaciones al margen del planeamiento aplicable. No obstante, se trata de actuaciones que datan de hace muchos años, que estaban amparadas con la correspondiente licencia municipal y que en la actualidad son de difícil reparación", reconoce la Comisión de Urbanismo en el documento de la revisión de las normas subsidiarias de Naut Aran.

Monopolio inmobiliario

En el municipio de Naut Aran, donde se concentra el mayor número de plazas hoteleras y de segundas residencias, sólo hay registrada una agencia inmobiliaria, que tiene en exclusiva la mayoría de las operaciones de compraventa de terrenos, apartamentos y viviendas que se realizan en la zona de influencia de la estación de esquí de Baqueira-Beret. Se trata de Gestiaran, cuyos propietarios son los hermanos Juan Carlos y Víctor León Plana.

Víctor León, que figura como administrador solidario de la sociedad, es desde hace ocho años alcalde de Naut Aran por CiU y al mismo tiempo consejero de turismo del Conselh Generau d'Aran, dos cargos con gran influencia política en sectores tan estratégicos en el valle como son el suelo y el turismo.

Todos los intentos de otras agencias por instalarse en la zona han fracasado por motivos que la mayoría de los afectados consultados prefieren silenciar. "Legalmente el papel del alcalde León no es discutible, pero desde el punto de vista ético sí que es reprobable en una persona que ha de gestionar el suelo y el turismo. No es ético que un político tenga intereses particulares en estos sectores", declaró ayer Paco Boya, consejero y diputado autonómico por Unitat d'Aran, organización afín al PSC.

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