El imán de Lleida contra la crisis
Es un personaje controvertido: el mejor guía espiritual para los musulmanes de Lleida, el religioso más próximo a las tesis antidemocráticas y ultraconservadoras del islam según los servicios de seguridad españoles. Abdelhawad Houzi, el imán de Lleida, intimida cuando dirige la oración a través de los altavoces ante más de 600 fieles arracimados bajo las lonas de un garaje municipal al aire libre. Como cada viernes, los vecinos escucharon desde sus casas sus plegarias en árabe, sin entender nada, y quedaron impresionados. Es la intimidación que agitan algunos partidos de tintes racistas que reclaman el voto para combatir la inmigración musulmana. El imán asegura que exageramos: el problema es el desconocimiento de los catalanes sobre algo tan extraño para nosotros como es el islam, dice.
Houzi, marroquí de 44 años, llevaba desde 1990 viviendo tan tranquilamente en Cataluña. Y este año los cuerpos de vigilancia del Estado le han señalado como enemigo potencial de los valores democráticos. ¿A quién votaría el imán Houzi? ¿Se opone frontalmente a la democracia? En Cataluña residen unos 300.000 musulmanes, en su mayoría de origen magrebí. Lo que opine Houzi, líder entre los suyos, tiene su importancia.
El imán no tiene derecho a sufragio -posee la nacionalidad marroquí- pero parece coincidir con la mayoría de ciudadanos: vive desencantado de la política y le gustaría que los partidos se dedicarán a resolver los problemas de la gente. Le interesan las elecciones por el mismo motivo que interesan a todos: escoger al gobernante que más reme para salir de la crisis. "El pueblo debe votar y elegir al que mejor pueda servirle; el que solucione el problema más enorme que tenemos: la crisis", explica. Y pide que no revelemos sus inclinaciones políticas, que las tiene.
Poco después de la oración, en la intimidad, Houzi gana puntos: es un tipo agradable, bromista y conciliador. Si fuera político, el estilo de sus discursos se asemejaría a los que se oyen en los telediarios. Es un buen orador, Houzi. "Me han puesto la etiqueta de peligroso, pero solo proclamo la fe de un islam pacífico. Lo mismo que un cura con sus creencias", insiste. Si los servicios de seguridad no lo tuvieran en la diana, uno diría que se halla frente a un tipo amable.
Esto no puede significar nada: imposible precisar qué piensa realmente Houzi. Podría conspirar para promover otras ideologías distintas cuando está lejos de los micrófonos. Lo mismo puede sospecharse de algunos políticos.
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