Los fundadores de Vueling proyectan una nueva aerolínea
Muñoz crea en Barcelona una compañía de vuelos largos
El de la aviación es uno de esos mundos que despierta pasiones. Tiene cientos de clubes de aficionados en cualquier país, verdaderas autoridades en la materia sólo por el amor al arte, y una legión de spotters, que es el anglicismo con el que se conoce a los que pasan sus ratos libres cerca de los aeropuertos, observando y fotografiando aviones.
Carlos Muñoz pertenece a esa tribu de enamorados del sector. El fundador de la compañía Vueling está batallando ahora por lanzar una nueva compañía de aviación junto con Lázaro Ros, el directivo que le acompañaba en aquella primera aventura de Vueling. El nuevo proyecto está una fase muy embrionaria, según fuentes del sector, aunque ya ha constituido una sociedad, Alaeo, con domicilio social en Barcelona y cuya actividad es "la prestación de servicios relacionados con el transporte aéreo de largo recorrido, es decir, aquel cuya principal actividad (más del 60%) consiste en vuelos superiores a las cinco horas de duración".
Muñoz se embarca ahora en este nuevo viaje pese a que su primer proyecto en el sector no tuvo el final deseado para el empresario: la disputa con el entonces accionista de referencia, la familia Lara (Planeta), por la gestión de Vueling le costó el puesto de consejero delegado y la compañía ha acabado en manos de su bestia negra, Iberia. La antigua aerolínea de bandera lanzó en 2006, dos años después de echar a volar Vueling, una compañía de vuelos baratos que, junto con la subida del precio del petróleo, le hizo la vida imposible a la compañía ideada por Muñoz. El final de la novela es que Clickair acabó el año pasado integrada en Vueling y ésta, participada por Iberia en un 45%. Lara ha vendido sus acciones y se ha embolsado 47 millones.
La nueva Alaeo, se constituyó en 2008 y registró una ampliación de capital, de 60.000 a 70.000 euros, el pasado abril.
Ahora, la crisis económica general y la particular que acecha al sector aéreo no arredra a Carlos Muñoz, que ya empezó a pensar en Vueling en 2002, justo después de los atentos del 11-S en Estados Unidos, que supusieron un golpe terrible para el transporte aéreo.
El entorno actual también es un reto. La IATA, el lobby internacional del sector, calcula que en 2009 han perdido 8.000 millones.
La propia Vueling ha advertido recientemente a sus empleados en una carta enviada por su director general, Álex Cruz, que la situación de la compañía es "muy, muy frágil", según recogió ayer Expansión. Y la dirección de Spanair acaba de llegar a un preacuerdo con los sindicatos para despedir a 75 tripulantes de cabina, lo que representa el 7% de este colectivo, que, a cambio del ajuste, se hará con el 1% de las acciones de la compañía. La aerolínea catalana también ha despedido a 117 pilotos.
Turismo pasa el platillo
El turismo deja a su paso ganancias a hoteles, agencias, restaurantes... Por eso, la Generalitat ha decidido pedir capital privado para promocionar Cataluña como destino turístico. La Agencia Catalana de Turismo (cuya creación se anunció en 2004) ha comenzado a funcionar con 24,6 millones de presupuesto, 855.000 euros de los cuales llegan de la empresa privada (a través de las cámaras de comercio). La Generalitat espera que otros sectores en los que el turismo influye (transporte, cervecerías, etcétera) pongan dinero en el futuro.
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