El desencuentro de Buffalo Bill
El aventurero no regresó a Barcelona con su 'show' por problemas con el ancho de vía y la guerra de Cuba
William Frederick Cody, Buffalo Bill, la quintaesencia del salvaje Oeste, cazador, explorador, jinete del Pony Express, conductor de diligencia y aventurero donde los haya, recaló en Barcelona con su troupe de indios y vaqueros en invierno de 1889, como es sabido. Nunca más volvió y se ha discutido mucho porqué. De hecho, Cody, la mayor celebridad mundial en el cambio de siglo, realizó una segunda gira europea, de 1902 a 1906, con un show aún más impresionante pero, aunque lo llevó por una enorme cantidad de ciudades del continente incluidas además de las grandes capitales, Linz, Stuttgart, Manchester (donde la troupe se fotografió con los supervivientes de la carga de la Brigada Ligera ¡quién hubiera estado allí!), Liverpool, Milán, Génova, Burdeos, Aviñón o Marsella- no regresó a Barcelona.
Se ha dicho que Bill no volvió porque aquí fracasó y le cogió tirria a la ciudad
Jordi Marill asegura que el 'show' fue un éxito "teniendo en cuenta la época"
El segundo espectáculo podía causar malestar político en España
Se ha dicho que fue porque aquí fracasó y le cogió tirria a la ciudad. Nuevas investigaciones sugieren que no hubo tal descalabro ni ojeriza. Tampoco fue porque se metiera en un lío del que sólo pudo salir a tiros, como imagina Jordi Solé en su novela Barcelona Far West (Ediciones Pàmies, 2010). Las razones de que Buffalo Bill decidiera no volver fueron de índole práctica y política, como explica el gran especialista catalán en el tema, Jordi Marill, autor del libro de referencia sobre la estancia de Cody y su espectáculo en Barcelona Aquell hivern... (J. J. de Olañeta Editor, 1998) y que estudia hacer otra edición para incluir nuevos datos.
"¿Porqué no volvieron? De entrada, Cody tuvo la ocurrencia de decir públicamente en plena crisis de Cuba que con 30.000 pieles rojas él conquistaría la isla y eso no sentó muy bien a las autoridades españolas", explica Marill. Además, recuerda, en su nuevo show se presentaba un número patriótico glorificador de los Rough Riders, el 1º Regimiento de voluntarios de caballería de los EE UU, creado para luchar contra el imperio español y del que era impulsor y coronel Theodore Roosvelt (la variopinta unidad que incluía vaqueros, exploradores pawnee y jugadores de polo tuvo un 75 % de bajas en la batalla contra los españoles de la Colina de San Juan; Cody convirtió a los jinetes estadounidenses en legendarios con su espectáculo). No era precisamente un número que pudiera hacer gracia al público español: una cosa es que te toquen el Garry Owen y otra que te toquen los..., bueno, la moral.
Aparte de lo políticamente incorrecto de Cody y su show para la España del momento, razones técnicas impidieron que vinieran. "En 1889, el show pudo llegar a Barcelona en barco porque la troupe era de 200 personas y 200 animales -caballos y búfalos-. Pero en la segunda gira europea era demasiado grande -1.200 personas- y se movía sólo en tren, en vagones diseñados especialmente en EE UU para el traslado". La red ferroviaria española, continúa el estudioso, tenía un ancho de vía diferente al estándar europeo y era imposible hacer un transbordo de los indios y búfalos en Cérvere como se hacía con los trenes de pasajeros. Si la red ferroviaria española hubiera tenido el ancho europeo Cody se podría haber planteado venir pese a todo.
Marill considera que la única visita del Buffalo Bill's Wild West a España, la de Barcelona, se saldó en realidad con éxito, "sobre todo atendiendo a la época del año en que vino". Apunta que durante los 30 años de funcionamiento, en diferentes formatos, del show, la temporada de actuaciones iba de abril a noviembre. En la de 1889 les surgieron actuaciones fuera de temporada, como la de Barcelona, y las realizaron pese a que eran fechas con menos horas de luz y climatología adversa. La epidemia de gripe afectó "pero no tanto" -es falso además que murieran indios en la ciudad-. En realidad, "las 13 actuaciones de enero (del 7 al 20) registraron buenas entradas de público, el último día con lleno completo". En el estreno, el sábado 21 de diciembre, reunieron a 7.000 personas y el segundo día se colgó el cartel de no hay entradas. "Era un espectáculo muy bueno, cine en directo. Muchas de las escenas clásicas de las películas del Oeste se han basado en él". Cody era un gran empresario y ganaba un pastón: se compró un rancho de 4.000 acres en Nebraska con una mansión de 80 habitaciones, ¡lo que da de sí el Salvaje Oeste! Una ciudad en Wyoming, Cody, la fundó él.
La suspensión del 24 al 7 de enero se debió principalmente a causas meteorológicas -el show era al aire libre- y no tuvo que ver en absoluto, recalca Marill, con falta de interés del público de Barcelona.
Simplemente, los de Cody esperaron, como era habitual, a que hiciera mejor tiempo y pasara la gripe. La troupe se dedicó a pasear tan ricamente por la ciudad y un indio se reveló un as jugando al billar en el salón de la plaza Universitat. Según Marill, la leyenda negra de Cody, lo de que no tuvo éxito, surge al volverse EE UU enemiga de España y no poder girar el show.
Marill no desaprovecha la ocasión para, a lo Buffalo Bill, largarle unos disparos a la novela de Solé. "Me sabe mal que haya tomado mi libro como base documental del suyo y ni siquiera lo cite como agradecimiento".
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