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El PSC dice que defiende el laicismo pero mantiene las misas oficiales

Montilla aprovechará el congreso socialista para diferenciarse de sus socios

Miquel Noguer

Llevar a la vida real lo que se defiende sobre el papel, ni que sea en un solemne congreso de partido, puede llegar a ser complicado. El PSOE tuvo que dar marcha atrás durante el cónclave del pasado fin de semana en su defensa del laicismo. Quería suprimir la liturgia católica en los funerales de Estado, pero el órdago a la Iglesia no aguantó más de 24 horas. El PSC no quiere que le pase lo mismo. Por esta razón, en su congreso del 18, 19 y 20 de julio hará una encendida defensa del laicismo, pero evitará concretar medidas.

Los socialistas defenderán el Cuarto Cinturón, la MAT y la energía nuclear

Es más, el secretario de Organización del partido, José Zaragoza, aseguró ayer que no piensan cuestionar actos religiosos en edificios públicos como la misa de Sant Jordi que cada año se celebra en el Palau de la Generalitat, a la que suelen asistir varios consejeros socialistas y el propio presidente de la Generalitat. "En estos temas somos menos atrevidos que el PSOE", reconoció.

La dirección de los socialistas catalanes ultima estos días las negociaciones para incluir en la ponencia oficial del texto el mayor número posible de enmiendas de las 4.800 que se presentaron. El 75% de éstas ya han sido consensuadas. El resto se debatirán en el congreso.

En la práctica, lo que busca el PSC en su congreso es presentarse como el partido que realmente hace cosas frente a unos socios que frenan sus iniciativas y a una oposición a la que juzgan dividida. Así, los socialistas catalanes defenderán la interconexión eléctrica con Francia, el Cuarto Cinturón y la energía nuclear "segura", asuntos que tanto incomodan a sus socios de Esquerra Republicana y de Iniciativa per Catalunya. También se posicionarán junto al PSOE y en los antípodas de Convergència i Unió y del PP al defender el derecho de voto de los inmigrantes en las elecciones municipales.

Este último asunto resulta particularmente espinoso para el PSC. Y es que el derecho de voto para inmigrantes fue propuesto ya por el PSOE en verano de 2006, cuando José Montilla se encontraba en plena precampaña electoral para la presidencia de la Generalitat. El PSC, ante los duros ataques de CiU, acabó por criticar la iniciativa del PSOE y el Gobierno guardó en un cajón la polémica propuesta. Ahora el PSOE la ha sacado de nuevo y el PSC ha decidido abrazar la propuesta. "Quizá en época electoral no es el mejor momento para hablar de estos asuntos", dijo ayer Meritxell Batet, la ponente encargada de debatir este asunto en el congreso. El secretario de Organización, José Zaragoza justificó también el cambio de postura del PSC asegurando que entonces no se quiso abordar el debate porque no estaba en el programa del partido. Ahora, si forma parte de la ponencia ideológica del partido la propuesta podrá añadirse al programa electoral.

Más allá de la inmigración, el PSC está dispuesto a poner el dedo en la llaga de Convergència al desempolvar otra vieja aspiración socialista: el área metropolitana de Barcelona que Jordi Pujol suprimió por decreto. Los socialistas quieren recuperar esta institución como herramienta de prestación de servicios. También entrarán en el complicado debate de la reorganización territorial de Cataluña proponiendo la creación de una veguería, la de las Tierras del Ebro, la que tiene más consenso en todos los partidos.

Habrá que ver si genera el mismo consenso en el seno del partido la propuesta de apostar por las interconexiones de cuencas fluviales. El PSC es el único partido del Gobierno que defiende recurrir a estas interconexiones y la dirección ya tuvo serios problemas en el último episodio de sequía para mantener cohesionadas las bases en las comarcas del Ebro. Pep Martí será el encargado de negociar esta ponencia. Ayer abogó por abordarlo de forma "pragmática" y apostando por el realismo.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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