Mascarell indigna al PSC al consumar su fichaje por Mas
El nuevo consejero de Cultura se reunió con Montilla dos veces antes de aceptar la oferta - Su marcha mina la moral del sector más catalanista del partido
Artur Mas consumó el órdago y logró ayer por la mañana el sí del socialista Ferran Mascarell para integrarse a su Gobierno. Encuadrado hasta ahora en el ala más catalanista del partido de José Montilla, el nuevo consejero de Cultura dejará en suspenso su militancia. Fuentes próximas a Mascarell afirman que el partido le ha "sugerido" que se distancie públicamente del PSC. Desde la cúpula de la formación aseguran, sin embargo, que la suspensión de militancia se hará a petición del consejero. En cualquier caso, los socialistas son conscientes de que pierden un activo importante que les servía como nexo de unión con el mundo intelectual. "Yo no habría aceptado", sentenció ayer el jefe de filas socialista en el Parlament, Joaquim Nadal.
El nuevo consejero promete trabajar por una cultura "abierta y de calidad"
Mascarell se marcha del PSC con acusaciones de "mercenario"
Públicamente, el PSC optó por lanzar un mensaje de respeto y cierta resignación conscientes de que Mascarell será muy bien recibido por el mundo de la cultura. "Queremos resaltar el carácter personal de la decisión de sumarse a un proyecto político bien diferente del nuestro", dijo la ejecutiva del PSC mediante un comunicado.
La procesión corre por dentro. Y es que casi todos en el PSC se sienten traicionados de una u otra forma. La cúpula del partido porque apenas 24 horas antes de sumarse al proyecto de Artur Mas, Mascarell había estado recabando apoyos para sustituir a Jordi Hereu al frente del cartel socialista en el Ayuntamiento de Barcelona. El sector más catalanista también se siente traicionado porque veían en Mascarell una oportunidad de oro para ganar peso en el partido si este lograba imponerse en el Ayuntamiento. Ni siquiera los más próximos al consejero se esperaban esta decisión, y estuvieron intentando disuadirlo hasta el último momento.
La decisión de Mascarell llegó después de intensas reuniones en plenas fiestas navideñas. Todo comenzó el pasado jueves por la tarde. Mascarell se reunió con el primer secretario del PSC, José Montilla, para comunicarle que tenía previsto un encuentro con Artur Mas. También le dejó claro que se mantenía en sus trece y que buscaba apoyos para ser el candidato del PSC por Barcelona. Jugaba fuerte y llegó a hablar a Montilla de celebrar unas elecciones primarias.
El segundo acto se desarrolló el viernes por la mañana. Mascarell se reunió con Mas, como adelantó EL PAÍS, y este le ofreció el Departamento de Cultura. Tras el encuentro volvió a contactar con Montilla las horas previas a la Nochebuena. Algunos miembros del ala catalanista del PSC creen que en este punto el primer secretario del partido habría podido frenar las ansias de Mascarell prometiéndole juego en el Ayuntamiento de Barcelona.
Después hubo la obligada pausa navideña. No hay noticia de otros contactos hasta la tarde de domingo, día de Sant Esteve. Algunos dirigentes del PSC contactaron entonces telefónicamente, y en vano, con Mascarell para hacerle ver los problemas que conllevaba su cambio de bando. Pero la decisión ya estaba tomada.
Miembros del ala más catalanista del partido están dolidos porque creen que la actuación de Mascarell les deja en evidencia. Automáticamente han pasado a ser sospechosos de traición ante cualquier movimiento de futuro. Y también porque la labor de oposición en el Parlament se hará, si cabe, más difícil. Aunque la nota oficial del PSC dejaba ayer claro que el partido actuará sin contemplaciones en la Cámara, muchos dudan de si podrán exhibir suficiente firmeza.
No hubo críticas abiertas por parte de altos cargos. Aunque sí trascendieron de cargos intermedios del partido. El primer secretario del partido en el distrito de Les Corts, Enric Llorens, tildó en su blog de "mercenario" al nuevo consejero.
Donde sí encuentran algunos motivos para el alivio es en la federación de Barcelona del PSC, que veía en Mascarell una amenaza a la candidatura de Jordi Hereu para las elecciones de mayo. Ahora el alcalde tiene vía libre para repetir, aunque todavía falta que Montilla le otorgue el visto bueno definitivo.
Por si acaso, ayer Mascarell optó por el perfil bajo. No quiso robar protagonismo a Artur Mas. Prefirió vehicular sus declaraciones públicas a través de Twitter. Prometió trabajar "por una cultura abierta y de calidad". Y al filo de la medianoche, en un programa de radio, Mascarell defendió la decisión que había tomado en nombre de la transversalidad: "el país lo que necesita es la transversalidad y en políticas culturales, además, no hay tantas opciones".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.