"No me interesa la arquitectura como servicio"
Greg Lynn (Ohio, 1964) era un estudiante diestro en informática cuando Peter Eisenman, que entonces daba clase en su universidad, lo llamó para que le echara una mano con los ordenadores. Lynn vio un hueco. Y se hizo un sitio en el que, a la estela de los grandes arquitectos de las teorías derivadas de la filosofía, consiguió hacerse un nombre antes de levantar edificios. Hoy ha firmado dos proyectos importantes, una iglesia presbiteriana en Queens (Nueva York) en 1999 y una escuela en Cincinnati (Ohio) en 2001. Siendo la estrella de las curvas, la digitalización y los pliegues, ha ideado cafeteras irreconocibles para Alessi y un orejero con un hueco por cabezal para la empresa de sillería Vitra.
"Nunca me interesó el refinamiento. Siempre aposté por la provocación"
"Los grandes arquitectos construyen tarde. Es muy difícil construir joven"
PREGUNTA. ¿Cómo ha afectado el diseño por ordenador a la arquitectura?
RESPUESTA. Al principio, los arquitectos perdieron el control, los ordenadores los convirtieron en amateurs. Los arquitectos suelen alcanzar la cima de su carrera con cincuenta o sesenta años. Y yo no conozco a ninguno de esa edad que emplee ordenadores para pensar edificios. Los utilizan para producir dibujos. Por eso pienso que el efecto de los ordenadores en la arquitectura no lo veremos hasta dentro de 15 o 20 años.
P. ¿Y cómo será la arquitectura digital?
R. Empleará un idioma deconstructivista, de capas y superficies, un contraste que no hemos visto desde las épocas del Renacimiento y del Barroco. La era digital traerá síntesis y voluptuosidad. Precisión y rigor. Ésa es la promesa. Hoy el ordenador es un experimento extraño. Y debería ser una herramienta clásica, rigurosa y profunda.
P. ¿Por qué tenemos que esperar 20 años para ver resultados convincentes?
R. Porque necesitamos expertos, gente que integre las posibilidades de los ordenadores en su idioma arquitectónico sin esfuerzo.
P. Pero en arquitectura llevamos años viendo pliegues, bucles y rizos. ¿No nos cansaremos de esperar si al final vamos a ver lo mismo?
R. No creo. La gente empezó a usar el compás y el Renacimiento y el Barroco duraron siglos. En el mundo de los coches, algunos no fueron bien recibidos, pero siguieron diseñándolos con ordenador porque era más económico. Resultaba más rápido producirlos. Los seres humanos no vamos hacia atrás. Cuando tenemos una herramienta nueva no la abandonamos.
P. Empezó en esto muy joven, con 20 años. ¿Qué le interesó?
R. Ya de estudiante me gustaban las herramientas. Y las curvas. Cuando me metí en los ordenadores me di cuenta de la precisión con la que podía diseñar curvas. Utilizarlos me convenció de su importancia como medio. Además, todos los filósofos que admiro, Deleuze por ejemplo, dedican buena parte de sus escritos a hablar de la importancia de las máquinas.
P. Las curvas. La morfología de un organismo vivo es vieja como el mundo. Llámelo orgánico o barroco. ¿Qué lo hace diferente si está hecho con ordenador?
R. Lo curioso del caso es que la naturaleza no me interesa mucho. Quiero decir, me encanta como le encanta a todo el mundo. En realidad es la última gran narrativa. El último refugio. A mis hijos les enseñan naturaleza en lugar de religión. La naturaleza es algo bueno. Pero no es mi inspiración. Preferiría ubicar mi trabajo en la historia de la arquitectura más que en referencia a una hoja porque no vengo de ahí. Aunque entiendo que se pueda creer que viene de ahí por la forma que tiene.
P. ¿Dónde se sitúa en la historia de la arquitectura?
R. Como una reacción al Movimiento Moderno. Nunca entendí la fascinación de todos con Mies. Nunca me interesó el refinamiento. Siempre aposté por la provocación.
P. ¿La curva es su manera de protestar?
R. Es lo que me gusta. Mi opción contra una cuadrícula cartesiana.
P. ¿Incluso los diseños más osados pierden osadía cuando se construyen?
R. No creo. Veo muchas cosas construidas que me gustan.
P. ¿Por ejemplo?
R. La biblioteca de Seattle de Kolhaas está mejor construida que dibujada. Muchos proyectos de Frank Gehry son extraordinarios. Lo extraño es que no se le preste atención a Gehry. La comunidad de arquitectos no le hace caso.
P. Pues en España es poco menos que un héroe.
R. La importancia de Frank es Rem. Rem (Koolhaas) es el intelectual y Frank está más volcado a la historia del arte.
P. ¿Hay una arquitectura para pensar y otra para vivir?
R. Los grandes arquitectos construyen tarde. Es muy difícil construir joven. La iglesia que terminé en 1999 me asustó mucho. Tal vez yo era demasiado joven. Y el proyecto demasiado grande. No pude trabajarlo lo suficiente. Tengo claro que si hubiera podido hacer tres o cuatro proyectos más de esas características lo lograría. Para mí es importante saber que a Tschumi, Koolhaas, Zaha Hadid o Peter Eisenman también les costó llegar. No hay que ceder cuando eres joven. Cuando hice la iglesia tenía un presupuesto de 110 dólares por metro cuadrado. No quisiera hacer más proyectos en esas condiciones.
P. Lo que usted llama concesiones otros arquitectos lo llaman retos.
R. Creo en las condiciones. Pero el diseño debe tener un peso en la ecuación. No estoy interesado en dar un servicio. El 99% de la arquitectura debe ser un servicio. Estupendo. Pero a mí me interesa el 1%, el que tiene capacidad para transformar la cultura.
P. ¿Cómo se transforma la cultura?
R. Si vas a hacer una institución cultural la arquitectura debe hablar, no puede sólo solucionar un problema. Tiene que definir un problema. Crearlo incluso.
P. Como arquitecto usted tiene más exposiciones que edificios.
R. Alberti y Palladio hacían lo mismo.
P. Ellos escribían, pero también construían, y mucho.
R. Pero Palladio es famoso por sus libros.
P. ¿No lo es por sus villas?
R. Por los libros sobre las villas.
P. Pero él hizo las villas.
R. Es importante tener una posición. Más importante que cualquier edificio. Frank Lloyd Wright escribió más de 50 libros. Estaba en la esfera cultural. Y yo creo en eso. Creo que los arquitectos se deben quedar en la esfera cultural.
P. ¿Cree que los edificios firmados por "arquitectos de la esfera cultural" son mejores?
R. Sí.
P. ¿Mejores para quién?, ¿la sociedad?, ¿la historia?
R. Para los otros arquitectos. Koolhaas era ya archifamoso antes de construir ningún edificio. Más allá de lo que ha levantado, ha creado una escuela de estudiantes que hoy hacen edificios que derivan de lo que él ha estado predicando. Y por cierto, España está llena de eso. Y eso es lo que hace a la arquitectura española una de las culturas arquitectónicas más fuertes hoy.
P. ¿Los epígonos de Koolhaas?
R. Sí. Lo digo como algo positivo. Barcelona, Valencia y Madrid son escenarios muy estimulantes aunque su trabajo sea derivativo de una única persona.
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