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Reportaje:MÚSICA CONTEMPORÁNEA | Los circuitos

El entusiasmo de la escritura musical

Aurora Intxausti

Vivir hoy de la creación de obras de música contemporánea en España resulta difícil o casi imposible. Tan sólo aquellos compositores consagrados y que han logrado que las editoriales publiquen sus obras fuera de nuestro país consiguen dedicarse de pleno al trabajo creativo. ¿Quiere decir eso que la situación es mala y que la salud de la creación no es comparable a la de otros países de nuestro entorno? No nos encontramos a la altura de Alemania, pero ha ido mejorando en los últimos 15 años de forma importante, al menos es algo en lo que coinciden compositores, intérpretes, gestores de centros públicos y privados y programadores de música.

El mecenazgo de fundaciones y festivales posibilitó que en 2007 se estrenaran en nuestro país 470 obras de música contemporánea: 433 de compositores españoles y 37 de extranjeros, según datos provisionales del Centro de Documentación de Música y Danza. Sin las fundaciones de instituciones y organismos privados y las instituciones del Estado sería muy difícil que los nuevos compositores dediquen su tiempo a componer y la creación musical de nuestro tiempo pueda sobrevivir, porque cerca del 90% de las obras que logran interpretarse en los diferentes ciclos dedicados a la música contemporánea están subvencionados a través de ayudas que llegan por canales muy diferentes.

Sobre este aspecto, el músico y director artístico del Auditorio Nacional, José Manuel López López, considera "indispensable que se apoye desde el Estado o desde las instituciones privadas la música de creación, fruto del trabajo de la reflexión, del estudio y de la imaginación. La música es un bien cultural de una fuerza y valor incalculables que hay que proteger, es el estado inteligente más elevado que existe, de una complejidad y riqueza que no tiene parangón; es física, matemáticas, química, poesía, energía, color y forma, es pensamiento y emoción en movimiento sonante". Con la misma pasión que López López habla de la creación y la música lo hacen también Pilar Tomás, directora de la Semana de Música Religiosa de Cuenca, o Inmaculada Tomás, directora del Instituto Valenciano de Música.

Pilar Tomás, desde que asumió en 2006 la dirección de la Semana Religiosa, se propuso encargar al menos dos obras de música contemporánea tanto a autores españoles como a extranjeros. En coproducción con el Musikfest Bremen y la Philarmonische Gesellschaft Bremen se ha estrenado este año en Cuenca la obra del compositor y pianista Lera Auerbach (1973), que interpretó Réquiem ruso. La pieza fue estrenada primero en Bremen y posteriormente en España. Pilar Tomás defiende, dado que "los presupuestos no son excesivos", realizar encargos en coproducción con festivales de otros países para establecer circuitos en los que las obras puedan ser interpretadas. "Eso es bueno para los creadores y para los intérpretes, pero sobre todo para el público, que tiene así la posibilidad de escuchar piezas que de otra manera sería bastante difícil".

Donde nunca ha habido problemas para escuchar a los grandes de la música contemporánea y a los más innovadores ha sido en Valencia, ciudad que desde hace 30 años cuenta con un festival dedicado a la música actual, Ensems. Desde su creación, señala Inmaculada Tomás, "ha sido un foro de encuentro del público más inquieto en torno a los principales creadores e intérpretes nacionales e internacionales. Apostar por la música contemporánea es apostar por la cultura de nuestro tiempo". El festival cuenta con un presupuesto de 280.000 euros y en cada edición se encarga cerca de una treintena de obras, según Tomás. "Tengo claro que hay que buscar todas las líneas de financiación posibles porque apoyar la música es una apuesta de futuro. Las respuestas no se encontrarán a medio plazo en una sociedad tan mercantilizada como la nuestra pero sabemos que respaldando la creación estamos apostando por nuestro patrimonio". Por el festival valenciano han pasado compositores como Luis de Pablo, Francisco Guerrero, Tomás Marco, Franco Donatoni, Ivo Malec, Pascal Dusapin y José Manuel López López, e intérpretes como Les Percussions d'Estrasbourg, Le Nouvel Ensemble Moderne, Arditti String Quartet, The Hilliard Ensemble, el contrabajista Stefano Scodanibbio, la violonchelista Frances Marie Uitti, el saxofonista Claude Delangle o la pianista Joanna MacGregor.

Todos los años el festival valenciano presenta varios estrenos absolutos, muchos de ellos fruto de encargos directos a los compositores, en ese marco se han escuchado obras de Iannis Xenakis, John Cage, Brian Ferneyhough y Salvatore Sciarrino, entre otros. Centrado básicamente en la música de cámara, Ensems también suele tener al menos un concierto orquestal.

Si Valencia cuenta con el más antiguo de los festivales que se celebran en España, hay ciudades como Barcelona, Palma de Mallorca, Sevilla, Bilbao, Vitoria o Tenerife, entre otras, en las que también se apuesta por este tipo de música.

El compositor e intérprete Joan Cerveró cree que en el tema del mecenazgo en España hay mucho camino que recorrer y que junto a las iniciativas públicas y de instituciones privadas se podrían poner en marcha fórmulas como las que están funcionando en el Reino Unido, en las que un grupo de personas se une para realizar el encargo de una obra. ¿Se puede vivir de la composición? "Salvo que seas un compositor importante es bastante poco probable y casi todos duplican su actividad con la docencia, la interpretación o la gestión". Las cantidades que se pagan por encargos de obra oscilan entre los 1.000 y los 6.000 euros.

Cerveró reflexiona sobre las dificultades que tienen algunos autores para que sus obras se escuchen más de una vez y recuerda que gracias a programas como los de la Fundación Juan March, que dedica ciclos a reestrenos, hay piezas que pueden ser interpretadas de nuevo.

Si el trabajo de las instituciones privadas en favor de la música es importante, no lo es menos el que realiza el Centro para la Difusión de la Música Contemporánea (CDMC), dependiente del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), que lleva a cabo alrededor de una veintena de encargos anuales que se estrenan en sus conciertos. Además, en su programa tiene una cuota de creadores españoles de todas las generaciones y tendencias artísticas e intérpretes comprometidos con el repertorio contemporáneo.

Cuando a los músicos se les consulta sobre la situación de esta música tanto en creación como en interpretación, la respuesta suele ser bastante coincidente. Cerveró lo resume así: "Bien, pero matizando que hace unos años nos encontrábamos en una situación desastrosa. Éste es un sector muy castigado, pero que ha ido mejorando en la medida en que las instituciones han sido conscientes de que tenían que apoyar nuestro patrimonio y difundirlo. Todavía nos falta y no estamos a la altura de los grandes como Alemania, pero no somos el furgón de cola y lo que sí tenemos es un valor añadido que es el entusiasmo". El director artístico del Auditorio Nacional señala que la música de nuestro tiempo está muy sana y creciendo de manera sorprendente y hermosa. "La música actual es bella, los compositores hemos superado aquella época dura de ruptura total de los años cincuenta, aquel 'grado cero de la escritura musical' del que hablaba Pierre Boulez, hoy se hace música llena de poesía, llena de color, llena de energía y emoción y, desde luego, tan buena o tan mala como la de cualquier otro tiempo en donde había obras geniales y otras no tan geniales, hoy ocurre lo mismo".

Coinciden en que debe de haber un interés por parte de las instituciones educativas para que en los centros escolares haya una mayor preocupación por la música. En España hasta este curso escolar no existía la posibilidad de elegir un bachillerato musical como existe desde hace años en Francia, Italia o Alemania.

La apuesta por el patrimonio cultural

Prometió cuando fue nombrado director del INAEM en julio de 2007 conseguir al menos un millón de euros para la música contemporánea y logró que en los presupuestos de este año se destinasen 1.400.000 euros. Juan Carlos Marset (Albacete, 1963) tenía claro que debía respaldar la música de creación. Estaba convencido de que "es un valor añadido para el patrimonio del país el poder explorar en nuevos lenguajes musicales y conocimientos artísticos. Tenemos una generación musical de gran excelencia y debemos hacer lo posible para que su trabajo se conozca y se difunda por el mundo. Es nuestra tarea y nuestra obligación como responsables públicos".

Marset es partidario de fomentar un circuito nacional a través del trabajo que se realiza en las distintas autonomías para dar a conocer las obras. "Se están haciendo cosas, aunque evidentemente se puede hacer mucho más. Sabemos que ir a escuchar un concierto de música de autores de nuestro tiempo requiere exigencia y es un reto a la inteligencia".

El INAEM, puntualiza Marset, a través del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea (CDMC), desarrolla una temporada de conciertos en el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía durante todas las semanas y el Festival de Música de Alicante, que acaba de finalizar. Con el dinero público que gestiona el centro se celebra también un festival anual que se dedica a las nuevas tecnologías musicales, con jornadas de Informática y Electrónica Musical. Como apoyo a los compositores, el CDMC, indica Marset, realiza una veintena de encargos anuales que se estrenan en los conciertos que programa. "Debemos potenciar nuestra música y para ello estamos obligados a que se conozca a nuestros creadores de las distintas generaciones y tendencias".

El pago que se efectúa por cada uno de los encargos, señalan desde el CDMC, está unificado y se destinan 6.000 euros por obra. "Nuestro apoyo no es sólo a la creación también nos preocupamos también por respaldar a los grupos y solistas españoles que manifiesten a través de su trabajo un compromiso con el repertorio contemporáneo".

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Periodista. Trabajó en EL PAÍS entre 1985 y 2021, tanto en la redacción de el País Vasco como en Madrid. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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