Conducta humana / conducta animal
En su séptima edición, el festival Fotoencuentros de Murcia y Cartagena se articula sobre un eje temático, la representación del mundo animal y su relación con la especie humana. Abordado desde lo documental o como metáfora, los artistas tienden a representar la destrucción del vínculo que unió a ambos en su origen, enfocando sus trabajos desde la nostalgia y la melancolía.
El animal, como representación de la alteridad, cuestiona al hombre sobre su esencia y su relación con los demás
Fiel a sus principios de abordar temas o problemáticas profundamente anclados en la cultura fotográfica, Fotoencuentros propone en esta edición un acercamiento al mundo animal, una presencia especialmente recurrente en el medio fotográfico durante la segunda mitad del siglo XX. Probablemente esta estrecha y privilegiada conexión entre la fotografía y la representación de los animales se deba al fuerte carácter metafórico que preside dicha relación y a la sensación que transmite la imagen fotográfica -con su inmediatez y su capacidad para aislar y congelar la realidad- de que aún es posible restituir algo del vínculo que unía al hombre y al animal, nexo que se ha extinguido inexorablemente con el paso del tiempo. En cuanto al carácter metafórico, es fácil ver cómo cualquier registro fotográfico sobre la conducta y la naturaleza animal se convierte implícita o explícitamente en un comentario sobre la especie humana; el animal, como representación de la alteridad, cuestiona al hombre sobre su esencia y su relación con los demás. En lo que respecta a la progresiva destrucción del vínculo que unía a hombres y animales, se tiende a representar dicha pérdida desde la nostalgia y la melancolía por el carácter irreversible de dicha ruptura. Sobre estos dos elementos giran, de hecho, la mayor parte de las exposiciones presentadas en Fotoencuentros en las ciudades de Cartagena y Murcia.
Destaca con claridad dentro del programa la doble propuesta de Mireya Masó, compuesta por un programa de vídeo en el que se proyectan tres de sus obras (Ojos y oídos, En el límite del campo visual y Cómo los elefantes llegaron a ser) y su serie fotográfica Elephant's Heaven. Su trabajo en conjunto ofrece una lúcida reflexión sobre el género humano y las emociones a partir de una representación subjetiva del mundo natural, y de la exploración del contraste entre lo salvaje y lo construido, entre lo natural y lo artificial. En Ojos y oídos contrapone el movimiento de las plumas de unos pavos reales en su danza de cortejo con la estela de humo que dejan los aviones al surcar el cielo; en En el límite del campo visual registra la relación entre una yegua blanca y un corcel oscuro en un espacio urbano periférico y aislado, rodeados únicamente por el paso de los aviones y los pájaros por encima de ellos; en Cómo los elefantes llegaron a ser y en Elephant's Heaven, realizados ambos en un centro de protección de elefantes de Tailandia, nos acerca introspectivamente al "estar" del animal en el tiempo y en el espacio, al vínculo íntimo entre los elefantes y la naturaleza, proponiendo no que los imaginemos, sino que por un momento habitemos en ellos.
Es interesante también contrastar los trabajos de Cristóbal Hara (Contranatura) y Elliott Erwitt (Perros, perros), dos de los puntos fuertes de la programación. Contrastan aquí, fuertemente, dos tipos de documentalismo. Ritualista y del exceso en Hara, cuyo trabajo explora el lado trágico y sentimental de la realidad a partir de elementos visuales sorpresivos, de la nota discordante o excéntrica, de la comparación desmedida, del registro de lo residual y lo primitivo en rituales y ceremonias. Un acercamiento trágico y de marcado acento pesimista al mundo rural. En contraste, Erwitt se asienta en el sentido del humor y la ironía, como vía para construir una lectura social y una crítica costumbrista. Su amplísima serie Perros, perros, explora la relación entre conducta animal y conducta humana y es, quizás, la mejor ilustración de la afirmación de John Berger, según la cual, los animales son hijos del modo de vida de sus amos.
Son muy destacables también las propuestas de Luis Castelo y Juan de Sande. El primero presenta la serie Historiae naturalis: taxidermias, en la que vuelve con solvencia sobre algunas de las vías más utilizadas para reflexionar sobre la especie animal y su relación con el hombre: el museo y el ejemplar disecado. El animal convertido en objeto, la representación melancólica, la ciencia y el conocimiento como forma de autoridad y poder sobre el mundo natural son aspectos bien desarrollados en las imágenes de Castelo.
Juan de Sande, con el trabajo titulado Desde las primeras horas de una noche muy oscura, realiza una interesante aportación. En imágenes de gran formato presenta una serie de paisajes nocturnos, iluminados artificialmente, con los que construye una naturaleza tan espectral como teatral. Sus paisajes esconden más de lo que muestran, ofrecen una quietud acechante que funciona como una pantalla tras la que adivinamos lo inaccesible del mundo natural, una actividad oculta que no se manifiesta o no llegamos a percibir.
Puede reseñarse por último la
excelente colectiva Reflejo animal, realizada a partir de los fondos de la Fundación Foto Colectania, en la que podemos apreciar una vez más, a través de un amplio recorrido por fechas y autores (Humberto Rivas, Cristina García Rodero, García-Alix, Cualladó, Vari Caramés, Fontcuberta, Maspons, Miserachs, entre otros), la persistencia en el uso metafórico de la representación de los animales para hablar del hombre y su condición.
En resumen, buena parte de la esencia de esta edición de los Fotoencuentros se sintetiza citando a Elizabeth Costello (el personaje de ficción creado por el novelista Coetzee, en el libro del mismo título), cuando afirma que "a los animales solamente les queda su silencio para enfrentarse con nosotros", y se pregunta si realmente entendemos el universo mejor que ellos.
Elliott Erwitt y Cristóbal Hara. Centro Cultural Las Claras. Murcia. Hasta el 18 de febrero.
Mireya Masó. Sala Caballerizas. Murcia. Muralla Bizantina. Cartagena. Hasta el 17 de febrero.
Luis Castelo. Sala Puertas de Castilla. Murcia. Hasta el 18 de febrero.
Reflejo animal. Muralla Bizantina. Cartagena. Hasta el 17 de febrero.
Juan de Sande. Galería Art Nueve. Murcia. Hasta el 20 de febrero.
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