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La religión crece y se transforma

Más de 1.200 grupos con distintos credos cohabitan en Andalucía

Patricia R. Blanco

El pronóstico que evoca el fin de las religiones como resultado de un proceso de modernización no se ajusta a la realidad social. "Los hechos demuestran que se transforman y cambian, que hay una constelación de lo mágico-religioso que sigue presente", observa Rafael Briones, profesor de Antropología Social de la Universidad de Granada. Y no es una simple apreciación o una opinión personal, según concluye ¿Y tú (de) quién eres?, un estudio coeditado por Icaria Editorial y Fundación Pluralismo y Convivencia, dirigido por Briones, que analiza la implantación de las minorías religiosas en Andalucía, un fenómeno paralelo a la secularización y "descatolización" de la sociedad española.

Como primer resultado, el libro arroja una herramienta "valiosa" e "inédita": un directorio con todos los grupos religiosos de las confesiones minoritarias en la comunidad. Suman 1.244.

"Hemos contactado con muchos más que han ido desapareciendo o que ya no existían pero han existido", explica Briones, para dar cuenta de la "precariedad", "marginalidad" y la "falta de visibilidad" en la que viven muchos de estos grupos que, integrados por personas que comparten una misma creencia y práctica religiosa o moral -cada confesión puede tener más de un grupo-, carecen de lugares de culto apropiados en los que realizar sus celebraciones y rituales. A pesar de ello, aunque el número de comunidades de religiones minoritarias es volátil (hoy ya podría ser diferente a 1.244) se aprecia una tendencia al alza, y, en el último año, el porcentaje de personas que declaran pertenecer a otra religión distinta a la católica ha pasado de un 5% a un 6%.

Entre las religiones minoritarias, la Iglesia evangélica, subdividida a su vez en otras muchas iglesias, es la de mayor presencia en Andalucía, con un 65%; seguida de los Testigos de Jehová (21%), el islam (9%), y el budismo (2%), según concluye el estudio. Las iglesias mormona y ortodoxa, el judaísmo y el bahaísmo rondan el 1%. Por debajo, aparecen otras confesiones como la Iglesia del Cristo Científico, Lectorium Rosacrucianum, los Rosacruces, la Iglesia de la Cienciología y la Comunidad de Las Doce Tribus.

Convertir este pluralismo religioso en "sinónimo de inmigración" es un "error", afirma Briones de manera tajante. Es cierto que la "multirreligiosidad" se ha visto incrementada por la inmigración de la década de los noventa, -magrebíes y subsaharianos, el islam; y los latinoamericanos, las iglesias evangélicas pentecostales-, pero no es menos cierto que el catolicismo no ha sido, históricamente, la única fe en España. "Existía desde finales del siglo XIX una importante presencia de iglesias evangélicas que han resurgido en los últimos años y han reforzado una tradición autóctona española", apunta el antropólogo. Además, no se pueden olvidar los movimientos de conversos al islam -la mezquita granadina del Albaicín es un buen exponente- o las minorías budistas e hinduistas, integradas en gran medida por personas con una cierta formación, desencantadas del catolicismo.

Para formalizar y normalizar este pluralismo religioso es imprescindible la inscripción de las comunidades en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia. "Últimamente hay más registros, pero hasta hace poco muchos no querían hacerlo por miedo a estar localizados", expone Rafael Briones, que recuerda que buena parte de los miembros de algunos de estos grupos son sin papeles. Hay otros motivos, como el temor de algunos musulmanes de caer bajo la sospecha del terrorismo islamista. "El inconveniente de no estar registrado es que no pueden acceder a las ayudas nacionales", como las que ofrece la Fundación Pluralismo y Convivencia, continúa el antropólogo.

Pero las desventajas de las que son víctimas las minorías religiosas van mucho más allá. Además de resultar invisibles para la mayoría católica, hay grandes deficiencias en cuanto a la formación de sus líderes en España, lo que agudiza su precariedad. "En el caso de los musulmanes, las comunidades las dirigen imanes venidos de fuera, que no hablan español y no contribuyen al conocimiento de la sociedad española", explica Briones, en defensa de la necesidad de fomentar en España los estudios de la religión desde un punto de vista laico.

¿Y qué papel ocupa el catolicismo en este crisol de religiones? Briones lo tiene muy claro. Para el profesor, "la Iglesia católica minusvalora y no hace demasiados esfuerzos reales en la apertura al diálogo religioso", un diálogo difícil de abordar "cuando se considera que las otras religiones son en el fondo falsas".

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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