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Crítica:FERIA DE MÁLAGA | verano
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La corrida fantástica

Antonio Lorca

Si la corrida exige toros con trapío y fiereza, poderosos y encastados; si son necesarios toreros valientes y artistas, entregados y pundonorosos; toreros afanosos de la pureza, que sientan en el alma la referencia del arte del toreo frente a los vergonzosos trucos triunfalistas; si hace falta una autoridad que vele por la integridad del toro de lidia, y un público exigente que no confunda el triunfalismo bananero con la emoción... Si todos ellos son ingredientes fundamentales de este espectáculo, ayer no hubo corrida de feria en Málaga.

¿Qué hubo, pues? Pues lo que hubo fue una quimera, una pura fantasía, una apariencia, una realidad inexistente. Pero, ¿qué hubo? Salieron por los chiqueros seis raspitas de sardinas, chiquitinas, bobaliconas, blandengues y bondadosas, y por allí deambularon tres señores llamados figuras de la modernidad que embaucaron al respetable con pases y más pases gélidos, ayunos de emoción, despegados, aflamencados y monótonos. Y el público se lo pasó en grande porque desconocía, tal vez, que aquel espectáculo era una pura farsa.

DOMECQ/PONCE,VEGA, MANZANARES

Toros de Juan Pedro Domecq, anovillados, inválidos, mansos y nobles.

Enrique Ponce: estocada (oreja); estocada (dos orejas).

Salvador Vega: pinchazo -aviso- pinchazo -segundo aviso- (ovación); dos pinchazos, media -aviso- y cuatro descabellos (silencio).

José M. Manzanares: estocada trasera y un descabello (ovación); casi entera (silencio).

Plaza de la Malagueta. 22 de agosto. Novena corrida de feria. Casi lleno.

Ponce podría corresponder al cariño de Málaga con toros de verdad

Triunfó a lo grande Enrique Ponce; disfrutó como un niño y se abrazó emocionado al alguacilillo cuando le entregó las dos orejas del cuarto. ¿Creería que había protagonizado una gesta? No es posible. Un torero de su categoría discierne mejor que todos una faena grande de un juego de niños. Y lo suyo, sin toro, fue toreo de salón; bonito, porque es torero elegante, pero sin gracia ni hondura. Algo parecido le ocurrió en el primero, noble y rajado, al que muleteó sin mando, sin arrebato ni vibración. Ni se despeinó e, incluso, se atrevió a dar unos pasos de ballet en sus dos toros antes de dar circulares que entusiasmaron a los tendidos. Pero Ponce sabe mejor que nadie que lo de ayer tiene poco que ver con una auténtica corrida de toros. De todas formas, aquí parece feliz porque le demuestran un cariño especial. Pues, mejor para él, pero podría corresponder de mejor manera: con toros de verdad, por ejemplo.

Sus compañeros de cartel no tuvieron tanta suerte. Mejor dicho: les acompañó la fortuna de no pasar un mal rato ante gatitos de peluche, pero no fueron capaces de obtener rentabilidad de regalos apetitosos. Salvador Vega, por ejemplo, que es torero fino, toreó con limpieza, pero sin embraguetarse a su muy noble primero, y se limitó a matar a su rebrincado quinto. ¿Por qué? Porque parece que no tiene sangre en las venas; porque su concepción del toreo está cogida con alfileres y porque no está dispuesto a decir: ahora van a ver ustedes cómo se torea... Porque saber, sabe, pero... Y José María Manzanares no vive un momento dulce. Se perdió ante un inválido y descastado primero que parecía hundido en la miseria, y ante el que se mostró torpón y con pocas ideas; y lo intentó con voluntad y decisión ante un deslucido sexto de cortísimo viaje.

Octava de feria. En la noche del viernes se celebró la octava corrida de feria. Se lidiaron cuatro toros de Jaralta y dos de Carlos Núñez, que desarrollaron mucho genio y mansedumbre. Mari Paz Vega fue ovacionada con el lote más deslucido; Antonio Barrera cortó una oreja y fue ovacionado en el otro, y Joselito Huertas consiguió un trofeo ante el tercero, y escuchó los tres avisos en el sexto por su desacierto con el descabello.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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