Delphi dramatis personae

1. Empresa. El capitalismo funciona así: hace 25 años Delphi llegó a Cádiz porque los costes salariales eran bajos. Ahora no les salen las cuentas y se llevan la producción a otro lado. Ahora y antes se dedican a deslocalizar, sólo que entonces no se llamaba así. Han contratado a un buen equipo de abogados y actúan de manera despiadada. Aparte de que cuando alguien se quiere ir es imposible retenerlo. Tendrán que cumplir la ley. De hecho, ya está el asunto en manos de una juez de lo mercantil para la declaración de insolvencia y mañana se presenta el Expediente de Regulación de Empleo por lo que Delphi se cerrará sin remedio. El hecho de que la propietaria no ceda el uso de las patentes hace inviable que continúe la actividad, sea en manos de la Junta o en manos de otra empresa, por mucho empeño que se ponga.

2. Trabajadores. Al principio del conflicto hicieron gala de sensatez y prudencia, lo que llevó a un amplio sentimiento de solidaridad. El movimiento de mujeres y la inteligencia de los sindicatos obtuvieron grandes apoyos. El asunto se ha salido de madre al recurrir a lo más fácil: castigar a los ciudadanos. Después de seis cortes de tráfico es improbable que el comité reuniera los mismos apoyos que hicieron llenar las calles de Cádiz de manifestantes y parar a toda la Bahía. Han dirigido sus movilizaciones hacia la presa indefensa, los ciudadanos, que se ven castigados por los trabajadores de Delphi pese a haberles manifestado su apoyo e incluso haber sufrido descuentos en sus nóminas por secundar la huelga. Hay dirigentes irresponsables que no saben encauzar las protestas y sólo buscan las fotos, el jaleo y el estrépito. Y eso que en parte el problema tiene su origen en unos elevados convenios y en un absentismo exagerado, lo que ha llevado a la factoría de Puerto Real a ser inviable. La impresión que han dado es la de que lo que quieren es entrar en una empresa pública. Todos quieren ser funcionarios, de ahí el uso del eslogan "Chaves,Zapatero, soltad ya el dinero".

3. Partidos. Todos han apoyado la causa de los trabajadores sin excepciones. Lo que ocurre es que algunos no han resistido al populismo y la demagogia. El alcalde de Puerto Real ha querido jugar un papel protagonista con discursos incendiarios, gestos altisonantes y llamadas a la radicalización. No parece que eso sirva de mucho, pero Barroso (IU) disfruta con ello. La alcaldesa de Cádiz (PP) ha llegado al culmen del despropósito al proponer la estatalización de la empresa, incluso con la aprobación en un pleno extraordinario de un crédito de 1,8 millones de euros para tal fin. Es tan ridículo el intento de utilizar el asunto con fines electorales que no sería necesario insistir si no fuera por ver lo paradójico de un partido de derechas que quiere convertir en pública una empresa privada en crisis. Si encima piensa que con 300 millones de las antiguas pesetas se va a arreglar el problema, la propuesta llega a pueril.

4. Junta. Según los responsables del Gobierno andaluz, están actuando con sigilo y moderación. El presidente Chaves se ha encontrado y reunido en varias ocasiones con los trabajadores o sus mujeres. Zapatero ha reiterado, igual que el presidente andaluz, que no van les van a fallar. Quizás los ritmos de la búsqueda de soluciones han parecido parsimoniosos ante la radicalización del conflicto. Delphi se va y no hay manera de remediarlo. No van a ceder las patentes por lo que la solución va a venir por prejubilar a todos los mayores de 50 años y recolocar al resto en empresas de nueva instalación, para lo que al parecer ya hay tres ofertas. Se ha firmado el desarrollo del polígono de Las Aletas, fundamental para un nuevo plan de reindustrialización que promueva la instalación de nuevas industrias en la Bahía. Será uno de los más grandes y mejor dotados de Andalucía, aunque no se verán sus frutos hasta dentro de tres o cuatro años. Mientras tanto es importante recuperar las subvenciones pagadas a la multinacional y aprobar alguna norma que impida que algo así vuelva a ocurrir.