La fama repentina de Ashley Greene le lleva a la depresión
Algunos actores viven felices con su fama; a otros la ola de popularidad les arrasa y se los lleva por delante. Para cualquier George Clooney que confirme la primera opción, siempre existirá una Ashley Greene que sufra ese cambio repentino.
La actriz estadounidense de 22 años ya vivió el típico susto internáutico en el que parecen picar las recién llegadas a Hollywood: alguien colgó en Internet unas fotos hechas por ella misma en las que aparecía desnuda. Eso no empañó su éxito como la vampiresa Alice Cullen en las películas de la serie Crepúsculo.
Peor le ha ido con el fenómeno fan: "Hubo un momento en el que sufrí una depresión. Todo esto era nuevo para mí, me llegó demasiado rápido y yo sólo pensaba: ¿Por qué la gente no para de hablar de mí? ¿Por qué la gente se preocupa de qué me pongo, de cómo o por qué no llevo zapatos de tacón?". Antes de triunfar como actriz, Greene trabajaba como camarera, tras no poder ser modelo por su pequeña estatura, y admite que aún no se ha hecho a los cambios. "He rodado cuatro filmes indies entre Crepúsculo y Luna nueva y no he tenido tiempo para sentarme y reflexionar sobre todo esto".
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