Carlos Gandolfo, director de escena y maestro de actores
Carlos Gandolfo, director de escena argentino que desarrolló una parte importante de su carrera en España, murió el miércoles en la clínica de La Trinidad, en Buenos Aires, a causa de un cáncer de garganta que padecía desde hace tiempo. Tenía 74 años.
Gandolfo se dio a conocer en nuestro país a finales de los años setenta, con su puesta en escena de El gran deschave, de Sergio de Cecco y Armando Chulak, protagonizada por Federico Luppi y Haydée Padilla. A partir de ese momento comenzó a dar clases de interpretación en Madrid en el Estudio de Actores, de José Luis Gómez. El Centro Dramático Nacional, en la etapa en que sus directores eran Gómez, Nuria Espert y Ramón Tamayo, le abrió las puertas del teatro Bellas Artes, donde en 1979 dirigió una puesta en escena luminosa y muy recordada de Veraneantes, de Gorki, con Julieta Serrano, Berta Riaza y Jeaninne Mestre en el reparto.
En el Teatre Lliure, de Barcelona, dirigió Advertència per a embarcacions petites, de Tennessee Williams, con escenografía de Fabia Puigserver, espectáculo que brindó a actores como Anna Lizarán, Imma Colomer y Lluís Homar la oportunidad de bucear en un estilo de trabajo muy diferente al que solían.
Formado de manera autodidacta, cultivó una manera interpretativa vinculada a las enseñanzas de Stanislawski. En Sevilla, inauguró el Centro Andaluz de Teatro con La reina andaluza, montaje elaborado a partir de La estrella de Sevilla y de otros textos de Lope de Vega. Paralelamente, ofreció seminarios de interpretación en el Centro Dramático Nacional, el Institut del Teatre, de Barcelona, y en el CAT, de Sevilla.
La carrera teatral de Carlos Gandolfo comenzó sobre las tablas, en 1950, cuando desempeñó el papel de Daper en El alquimista, de Ben Jonson. Era uno de los actores más prometedores de una generación argentina en la que figuran Federico Luppi y Héctor Alterio, pero un cáncer de garganta destruyó sus cuerdas vocales y le obligó a concentrarse en la dirección y en la pedagogía teatral a partir de los años setenta.
Entre sus montajes más celebrados figuran obras de Bertolt Brecht, Bernard Shaw, Arthur Miller, Alan Ayckbourn y Roberto Cossa. Dirigió a muchos grandes actores, entre ellos a Alfredo Alcón en Panorama desde el puente, a China Zorrilla en Encantada de conocerlo, y a Lito Cruz en Hughie. A raíz de su trabajo en nuestro país montó en Buenos Aires Una jornada particular, de Ettore Scola, donde Charo López y José Sacristán obtuvieron un éxito enorme.
En 1965 contrajo matrimonio con la actriz argentina Dora Baret, madre de sus dos hijos. En España también puso en escena La gata sobre el tejado de zinc, de Tennesee Williams, y Nudos, de Mario Fratti. Su último gran éxito, Copenhague, de Michel Frayn, producido por el Teatro San Martín de Buenos Aires, estará de nuevo en cartel en marzo de 2005 por cuarto año consecutivo. En este teatro montó, a principios del otoño pasado, una controvertida producción de Homebody Kabul, de Tony Kushner.-
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