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Reportaje:Diseño

Las 'briccole' de Venecia viven su renacimiento

Los postes de la laguna son convertidos en mobiliario por creadores como Angela Missoni o Philippe Starck

Anatxu Zabalbeascoa

Seguro que las recuerdan. Por encima de las imponentes iglesias de Palladio o de los urbanos campi venecianos, las briccole son el elemento humilde que concentra la esencia del paisaje de la ciudad. Son los troncos de roble que asoman en la laguna. Esos postes que alertan de las bajadas de las mareas, marcan las rutas para las embarcaciones y conviven, en el agua, con la flora y la fauna que los van devorando.

Su vida útil rara vez sobrepasa una década y, periódica y sistemáticamente, se sustituyen para redibujar cada vez el mismo paisaje ordenado y carismático. Por eso, Maurizio y Davide Riva, de la casi centenaria empresa Riva 1920, se preguntaron qué pasaba con esos troncos tan perfectos cuando salían del agua y dejaban de sufrir los golpes de los barcos. Los Riva se interesaron por los postes devorados por los moluscos y buscaron darles una nueva vida. Para conseguirlo, pidieron ayuda a 33 diseñadores, modistos y arquitectos que sanearon y reciclaron las maderas como estanterías, biombos, mesas, cajas, bancos o esculturas.

Las maderas han sido recicladas en cajas, estanterías, biombos, mesas...
Los objetos oscilan entre la ocurrencia, el tributo y las piezas escultóricas

Así, como un tributo a Venecia, pero también como una inyección de vida al legado de la ciudad, Enzo Mari, David Chipperfield, Paola Navone, Philippe Starck, Mario Botta, Angela Missoni o Pininfarina han ideado un curioso catálogo de productos que oscilan entre la ocurrencia y el tributo, pasando por las piezas escultóricas y los elementos funcionales.

La diseñadora Paola Navone ha visto en los antiguos postes contenedores de historia y con ellos ha construido una estantería más evocadora que útil, pero con capacidad para guardar pequeños objetos escondidos entre las maderas. Angela Missoni ha potenciado el lado útil reciclando los postes en soportes para una hamaca urdida, por supuesto, con tejido de su empresa familiar. Entre ambas opciones, el arquitecto Antonio Citterio ha querido aprovechar la parte de los postes más expuesta y devorada "por el tiempo, el agua y la naturaleza" para construir un biombo que es a la vez un elemento útil y un marco evocador del antiguo uso del roble. Algo parecido decidió otro arquitecto, Matteo Thun, cuando ideó mesas de tres metros de largo para llevarse "un trozo de Venecia a casa".

Cada mesa es única porque el tiempo actúa de manera distinta sobre cada poste. El bosque de las ocho patas que sujeta el sobre quiere recordar, también, el paisaje sembrado de briccole de la laguna veneciana. Una rebanada de Venecia en forma de tabla para cortar alimentos es la propuesta del francés Philippe Starck. Desde hace 25 años vive en Burano frente a la laguna y conoce como pocos proyectistas la utilidad de las briccole: "Altas y nobles durante el día, indispensables durante la noche y vitales cuando hay niebla".

El catálogo de Riva deja claro cuán variada puede ser la vida de un tronco desgastado y también la amplitud de la imaginación de algunos creadores. Lo muestran los trabajos del suizo Mario Botta, homenajeando a Brancusi y su columna sin fin; o Alessandro Mendini, ese niño de 80 años que ha ideado un unicornio de tres tamaños como un taburete, o un "juguete para adultos" con ojos de cristal de Murano y un cuerno de bronce dorado hecho con piezas elementales. Lo mismo que hizo el carpintero Geppetto para dar vida a Pinocho.

Postes venecianos transformados en hamaca por la diseñadora Angela Missoni.
Postes venecianos transformados en hamaca por la diseñadora Angela Missoni.

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