Bienvenidos a la era de los zapatos escandalosos
El calzado exagerado sustituye al bolso como accesorio fetiche
Se llama Spicy (picante) y, según un relato que se repite con el énfasis de lo que aspira a leyenda, nació a las tres de la madrugada, en un arrebato de inspiración febril. Su padre, el diseñador Marc Jacobs, cortaba y ensamblaba retales de pieles preciosas mientras su equipo en Louis Vuitton amontonaba máscaras tribales en su angosto empeine. Es exagerado, poco práctico y frívolo. Y también el zapato de la temporada, porque así lo han decidido los medios y las famosas. Cuesta 1.800 euros y es la improbable respuesta del mundo del accesorio al declive de su lucrativo negocio de ostentosos bolsos fetiche, los it bags.
¿Tiene sentido pensar que la recesión ha matado a los bolsos llamativos para engendrar zapatos escandalosos? "La tendencia llevaba un par de temporadas asomando", matiza el diseñador Juan Antonio López. "Pero tiene mucho que ver con la crisis. La mejor manera de salir de ésta es buscar oportunidades. En diseño, eso significa arriesgar: hay tanta oferta que lo conservador no destaca. Agotado el bolso, se busca la renovación con los zapatos ya que ofrecen posibilidades esculturales". "Las propuestas para esta primavera son las mejores en muchos años", opina su colega estadounidense Stuart Weitzman. "Hay líneas limpias muy originales y también piezas profusamente decoradas. Se trata siempre de modelos fuertes y exagerados".
Alturas que rebasan los 15 centímetros con la ayuda de descaradas plataformas, botines reducidos al esqueleto que enjaulan el pie, tacones de metacrilato que simulan un talón suspendido en el aire o exhiben flores como en una vitrina, brillos y lentejuelas deliberadamente vulgares que harían las delicias de cualquier vedette. Imposible no notar la paradoja: justo cuando parecíamos decididos a purgar nuestros pecados con un consumo más sensato, ¿qué pinta este derroche de locura en los pies? "Podría parecer contradictorio, pero la complicada situación actual la vamos a sufrir igual. Hay que apostar por la creatividad porque es lo que nos dará de comer mañana", responde López.
"Muchas tiendas optan por comprar menos pero más espectacular", apunta Imanol Martínez, director comercial de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE), que agrupa a 800 de las 2.000 empresas del sector. "Tendemos a una mayor homogeneización en el vestir y a invertir en el zapato, confiando en él para que nos diferencie". Martínez señala también el "efecto de Sexo en Nueva York", la serie que ha convertido al zapato en una suerte de tótem con poderes. Al parecer, también el de alejarnos de una difícil realidad.
"No hay límite en las técnicas de construcción", explica Weitzman. "Hemos visto tacones con forma de Buda o de pistolas. Yo he ideado uno en titanio, un material que hace años ni siquiera soñábamos para el gran consumo". La libertad de la fantasía extrema, como se encarga de puntualizar Juan Antonio López, es un lujo sólo al alcance de los grandes, que la utilizan para luego hacer caja con versiones más comerciales. El resto, tiene que contentarse con aplicar destellos y sólo a esas piezas más realistas que, por otra parte, son las que funcionan en España. El segundo productor de calzado en Europa no se atreve a innovar con sus propios pies. El 80% del calzado español se exporta y, entre ellos, los más originales y creativos. "Somos todavía más convencionales que nuestros vecinos. Madrid es una de las plazas más aburridas", explica Martínez.
En lo que a oportunidad respecta, no se le puede pedir más a la exposición que inaugurará el Museo del Traje el próximo 8 de mayo. Tacones de aguja. Fascinación y seducción analiza el fenómeno del stiletto en todas sus acepciones: icono de sensualidad, elemento de gran valor escultórico y arma de poder. "La altura ha ido creciendo en los últimos años y está cerca de alcanzar su límite", advierte Weitzman. Pero la historia de esta primavera de extremos no sólo se escribe en las alturas, los tacones son abusivos o absolutamente inexistentes. Lo único prohibido es el anodino término medio.
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