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Crónica:me cago en mis viejos
Crónica
Texto informativo con interpretación

DÍA 6

un chico de mi instituto se encerró un día en su habitación y no volvió a salir, aún no ha salido. La cosa viene de Japón. Me dijo Javi, El Risas, que buscara en Internet las palabras Hiki Komori y ahí venía todo, miles de artículos sobre el tema, o la tema, que dice un cani de mi clase. No salen de la habitación más que para ducharse muy de vez en cuando y siempre a escondidas, o de noche, como ratas o cucarachas, para que nadie les vea. Las madres de estos frikis les dejan la comida en la puerta y ellos abren, cogen la bandeja, comen, y vuelven a dejarla donde estaba. Se pasan el día durmiendo y por la noche chatean, buscan cosas en Internet, ven películas que se bajan de la Red, escuchan música. Viven instalados en el mundo virtual. Tienen héroes, uno de ellos es Unabomber, un tipo que enviaba cartas bomba por correo, estuvo años enviando cartas bomba y no le pescaban. Hasta que metió la pata no sé cómo. Se confiaría. Es matemático, un matemático acojonante por lo visto. Ahora está en la cárcel, en plan Hiki Komori, en una celda, no sé a qué se dedica.

Imagino que me convierto en un Hiki Komori y me doy miedo, no mucho miedo, pero un poco de miedo sí
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Imagino que me convierto en un Hiki Komori y me doy miedo, no mucho miedo, pero un poco de miedo sí. Creo que para ser un Hiki Komori tienes que estar muy especializado en algo, en biología o en matemáticas o en ajedrez. Tienes que tener una obsesión a la que dedicar las 24 horas del día. Pero yo no estoy especializado en nada. Me gusta la música, claro, y los cómics, claro, y el cine, claro, y los videojuegos, claro, pero ninguna de estas cosas de un modo total. El año pasado me inventé una historia para un videojuego. La tengo por ahí, en un cuaderno. Mientras comíamos, le he preguntado a mi viejo si sabía lo que era el Hiki Komori. Ni idea, dice. Son chicos, en Japón, que se meten en su cuarto y no vuelven a salir de él, digo yo. Mi padre ha carraspeado y ha cruzado una mirada de pánico con mi madre. Luego han cambiado de conversación. Que sufran.

Lee el resto de relatos: Me cago en mis viejos II | Me cago en mis viejos I

EDUARDO ESTRADA

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