Un testimonio al borde de la muerte arrasa en la Red
Un enfermo terminal da a sus hijos consejos en la 'web'
Cada vez hay más adictos a transformar la vida privada en un asunto público. Y cuando la muerte acecha hay quienes se aferran a Internet para plasmar su voz en la eternidad. Ése es el camino escogido por el profesor de Ciencias de la Computación Randy F. Pausch, un hombre de 47 años que cuando supo que tenía un cáncer terminal hace unos meses decidió dar una conferencia en su universidad, la prestigiosa Carnegie Mellon University, que tituló The last lecture (La última conferencia).
Su idea no era hablar precisamente de informática sino de la vida, de los sueños, de las ambiciones y de todas aquellas cosas que dan sentido a la existencia y de las que desgraciadamente nunca podrá hablarle a sus hijos cuando crezcan porque la diagnosis de su cáncer parece ser irreversible. Padre de tres hijos, este profesor al que los médicos le dijeron en otoño que apenas le quedaban seis meses de vida debido a un cáncer de páncreas habló frente a un amplio auditorio pensando en hacer un resumen de consejos sobre la vida que algún día pudiera serle útil a Dylan, Logan y Chloe, sus tres hijos. "En realidad sólo les estoy hablando a ellos", ha declarado un hombre que pensó que a los niños les gustaría más verle en acción, dando una clase magistral, que en un vídeo casero.
E inesperadamente, la charla, filmada y colgada en Internet, se ha convertido en un acontecimiento virtual. Más de 10 millones de personas la han visto en www.cmu.edu/randyslecture, se ha traducido a siete idiomas y, además, esta semana se ha publicado un libro, The last lecture, que explica el origen de esta conferencia.
Primeras ilusiones
En ella, Pausch describe los sueños que tenía de niño, afirma que los muros que se ponen frente al hombre están ahí "para frenar a quienes no desean realmente lo que nosotros deseamos", e incluso aconseja que los padres permitan que sus hijos dibujen en la pared porque él plasmó ahí sus primeras ilusiones. Además, utilizando el poder de su fama inesperada, este profesor ha aprovechado para llamar la atención sobre un tipo de cáncer, el pancreático, para el que apenas se destinan recursos en investigación.
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