La duplicidad del paraíso
Camino de la jungla (The spiral road, 1962) pertenece a un momento en que Hollywood, cuan do se decidía por los decorados exóticos, lo hacía renunciando a los estudios, buscando en los paisajes auténticos la fuerza de la que carecía la imagen televisiva. En este caso, además, el di rector es Robert Mulligan -un cineasta al que las enciclopedias prestan escasa atención- que procede de la pequeña pantalla y ha desarrollado una carrera cinematográfica salpicada de buenos títulos. Camino de la jungla es uno de sus primeros trabajos para el cine y una gran parte del rodaje tuvo lugar en la jungla de Batavia, en la isla de Java. Los nativos se interpretan a sí mismos y Rock Hudson, Burl Ives y Gena Rowlands son los "hombres blancos".Uno de los temas del filme es el clásico de la duplicidad del paraíso. La naturaleza salvaje es, al mismo tiempo, el jardín del Edén, lugar en el que no rigen las convenciones sociales, y el infierno en el que imperan los instintos y en el que la naturaleza se convierte en amenaza. Rock Hudson llega a Java -recordémosle vestido de blanco inmaculado junto a los desvencijados vagones de tren, con las maletas por los suelos, quizá esperando que un inexistente mozo de estación le lleve los paquetes hasta un confortable y también inexistente taxi- y se encontrará con continuas sorpresas.
Sus convicciones -científicas y morales- entrarán en crisis al descubrir que es mejor trabajar siguiendo ciertas fórmulas mágicas, convencido de que la medicina sólo puede ser útil a los habitantes de la isla si se practica respetando sus creencias. Jacques Tourneur rodó, unos cuantos años antes, una obra maestra, I walked with a zombie, que hablaba de cómo se podían conseguir los mismos resultados desde la ciencia o desde el vudú.
En Camino de la jungla, Hudson es un afable maestro que quiere ganarse a los niños y disimular su estatura poniéndose en cuclillas, pero no sabe sentarse en el suelo. Burl Ives, que ya descubría otras vías de acceso al conocimiento en Wind across everglades, quizás el más hermoso de los filmes de Nicholas Ray, repite aquí el papel. Gena Rouwlands, que aún no era la musa de su esposo Cassavettes, aporta la inevitable presencia femenina, verdadero reposo del espectador.
En 1962, Java tenía el interés suplementario de su actualidad política. Sukarno amenazaba con retirarse de la ONU y los movimientos guerrilleros ponían en peligro la estabilidad del país. En cierto modo, la realidad aportaba otro tipo de pieza de convicción en esa dialéctica de lucha entre dioses, entre civilización y naturaleza, fe y ateísmo, entre lo culto y lo salvaje, democracia y violencia, medicina y magia. Voluntaria o involuntariamente, Camino de la jungla es una metáfora sobre los destinos de Indonesia y sus colonizadores.
Camino de la jungla se emite hoy a las 15.50 por la primera cadena.
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