El auge de los móviles listos

El móvil de hoy es rematadamente listo. Incorpora cada vez más funcionalidades, que su propietario amplía y personaliza a su antojo en las tiendas de aplicaciones. Con un crecimiento en el último trimestre superior al 95%, los teléfonos inteligentes (smartphones) representan el 20% del mercado mundial, según la consultora Gartner.

Estos pequeños ordenadores de bolsillo conectados permanentemente a Internet también triunfan en España. Gustan a todos, desde profesionales a adolescentes, que no quieren juguetes sino terminales de verdad, cuanto más táctiles y sociales mejor, con cámaras de fotos y vídeo, reproductor multimedia, wifi, bluetooth, GPS y buena capacidad de memoria -interna o externa- para almacenar contenidos. Hasta la canadiense RIM, antaño centrada en suministrar teléfonos a profesionales, ha conseguido enamorar a los más jóvenes con sus BlackBerry conectados a las redes sociales.

Nokia (Symbian) sigue siendo el rey de los móviles -y de los smartphones- con una cuota de mercado mundial del 36,6% en el tercer trimestre del año, seguida por los aparatos con Android, el sistema operativo de Google (25,5%). En tercera posición, Apple y sus iPhone.

En España, ya un mercado maduro, con una penetración de la telefonía celular que ronda el 110%, la venta de móviles está estancada en los 23 millones de unidades por segundo año consecutivo, según estimaciones de la consultora GFK. De esta ralentización se salvan los teléfonos inteligentes, que han crecido un 16%, el doble que en 2009.

Todos quieren uno y el 35% de los españoles que todavía no lo lleva en el bolsillo lo adquirirá cuando renueve el terminal. "Hace tres años eran productos exclusivos; hoy se han democratizado y hay de todas las gamas y para cualquier segmento. Estos aparatos triunfan. Su popularización es una tendencia global", explica Fernando Alcorta, de GFK.

El consumidor encuentra buenas ofertas al otro lado: las principales operadoras (Movistar, Vodafone, Orange y Yoigo) los comercializan a coste cero, a cambio de que el cliente contrate una tarifa de datos en movilidad, que le garantiza a la operadora unos ingresos fijos.

La guerra de la portabilidad (mantener el número de teléfono cambiando de compañía) la protagonizan estos terminales de valor añadido con los que se roban clientes unas a otras. En la parte alta de la tabla, Orange ha colocado 100.000 iPhones en los cuatro meses que lleva vendiendo los móviles de Apple. Yoigo apuesta por el fabricante chino ZTE que ofrece el ligero y táctil Link. Lógicamente, continua el descenso (3%) de los productos libres.

El abonado prefiere un teléfono de gama más alta, cambiando de operadora, y se compromete a permanecer por contrato durante 18 meses.

Porque el consumidor español de smartphones es infiel: solo uno de cada cuatro mantendrá la marca y el sistema operativo actual, según GFK. Hasta hace tres años el cliente buscaba el último grito tecnológico, como el número de megapíxeles de la cámara o la dimensión de la pantalla. Ahora, visto que el tamaño no importa tanto, el factor decisivo a la hora de comprar es que sea fácil de usar -algo que ya no depende tanto del hardware como del sistema operativo-, que ofrezca buenas aplicaciones para descargar y sincronice correctamente contactos y correo electrónico con el ordenador.

En cualquier caso, hay vida más allá del teléfono inteligente, inalcanzable para muchos por su precio y vinculación a una tarifa de datos. Sin contar con que hay gente -por ejemplo, los mayores- que no necesitan tanto. Se conforman con aparatos sencillos que sirvan para hacer y recibir llamadas. Las teclas del Emporia Elegance, preparado para acoplar cualquier audífono, son de un centímetro. Libre cuesta unos 166 euros. Orange y R, el operador gallego, lo comercializan a coste cero. Y el Nokia 1616, de los terminales más baratos del mercado, hasta lleva radio FM y sale por 35 euros.

El móvil de hoy es rematadamente listo porque incorpora las funciones de otros aparatos. La máquina del siglo XXI ha llegado para quedarse. Por el camino dejará más cadáveres.