Paradoja
Los medios y la política viven en una paradoja. La utilidad de un medio siempre es mayor cuando la línea política que defienden está en la oposición, fuera del poder, y eso le permite ejercer la crítica, la investigación y la acidez sin cortapisas. Así que un medio tendría que estar deseando que perdieran los suyos para fortalecer su línea de independencia. Pero hay una variante oculta, que quizá está en ver cómo engorda cualquier negocio a la sombra del poder, y más en el territorio de las concesiones de frecuencias desde Gobiernos locales y autonómicos, para justificar por qué todos persiguen lo que en apariencia menos les conviene.
Es divertido observar cómo se recolocan los medios tras la barrida popular del domingo y ante la previsible permuta del poder central. Algunas TDT tratan de rascar en su ingenio para seguirse presentado como críticas y aceradas. Por ahora solo les queda estallar a cañonazos la pompa de jabón que sostiene a Zapatero, después de que su silla haya sido roída con ahínco por las termitas de la crisis. Todas sus frases contienen las palabras cadáver, entierro, autopsia y funeral. Las urgencias socialistas agitan a los candidatos a la sucesión, que a veces no alcanzan ni a sostener de la brida al caballo. Harían bien en no olvidar la llegada de Zapatero al mando del partido, tan lejana hoy, cuando el hecho de ser un desconocido ayudaba a levantar ilusiones y aires de renovación frente al aparato en escombros. Lo incómodo para Rajoy sería enfrentarse a alguien que no oliera, como él, a la naftalina de la política del más de lo mismo, a la ausencia de impulso ni creatividad. Los barones rojos afilan uñas, sin reparar en que una ración de la derrota tiene que ver con su imagen difusa, el discurso hueco y que miles de sus votantes no serían capaces de reconocerlos o recordar su nombre si se los cruzaran por la calle.
La política es cruel, pero también El Gran Wyoming, en el primer Intermedio tras la marea azul, escenificó con ingenio la ingrata tarea mediática. Echó a la trituradora de papel los chistes por hacer sobre los trajes de Camps. Aunque sabemos que un chiste es el único consuelo ante la vergüenza.
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