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Análisis:Cosa de dos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Fusiones

El Congreso aprobará mañana la ley de medidas urgentes en materia de telecomunicaciones, que permite que se fusionen las cadenas privadas. El decreto inicial ya fue aprobado con amplia mayoría, lo que hace pensar que la cosa está hecha. Los empresarios televisivos han clamado ante el Gobierno, han hecho valer sus dificultades económicas (hasta donde se sabe, todas ganan dinero menos La Sexta, y Cuatro, que lo gana, soporta un fuerte endeudamiento) y han conseguido lo que querían. Se abre el baile de las fusiones. En un mercado libre, es habitual. A veces incluso tienen buenos resultados. Pero el mercado televisivo, como se sabe, no es libre: se basa en concesiones estatales y, por tanto, se parece más a un club privado que a un mercado abierto. Tal vez la ley facilite la reorganización del sector. Tal vez sea sólo un primer paso hacia una situación indeseable e irreparable.

¿Cómo no pensar en Silvio Berlusconi? De acuerdo: en su estado actual, el panorama español no se parece al italiano de hace 25 años. Berlusconi creó Telecinco al margen de la ley, ensamblando varias emisoras locales y proporcionándoles una misma programación, con lo que hizo algo que la legislación prohibía: una televisión privada de ámbito nacional. Aprovechando la confusión, otros crearon sus propias televisiones: Rusconi lanzó Italia 1 en 1982 y Mondadori, Rete 4 en 1984. La Fininvest de Berlusconi las engulló, creando un práctico monopolio.

La justicia ordenó en 1984 que se desmantelara el montaje. Pero un gran amigo de Berlusconi, el primer ministro socialista Bettino Craxi, hizo que se aprobara una ley que legalizaba el statu quo berlusconiano. Y ya no hubo vuelta atrás. Cuando una empresa se hace muy poderosa y ejerce, además, algo parecido a la hegemonía informativa, se hace muy difícil enfrentarse a ella. Sobre todo en países de ciclo electoral continuo, como Italia. O España.

Ignoro el resultado de la nueva ley española. Me limito a constatar que se abre un camino hacia la hipótesis del monopolio. ¿Que el Gobierno vigilará para que no suceda? Veremos. Los Gobiernos pasan, la tentación monopolística permanece.

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