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Columna
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¡DIOS!

Juan Cruz

Dios está en todas partes, según los creyentes, y a veces se aparece en la televisión en la forma de Billy Wilder, que es el dios en el que cree Fernando Trueba. He visto a Dios, es decir, a Billy Wilder, con mucho regocijo, dirigiendo a Jack Lemmon y a Shirley McLaine en la deliciosa Irma la dulce (TCM). Lo mejor de esta película impar es cuando Jack hace un striptease involuntario ante Shirley, que lo espera en la cama. "¿Y tú no te vistes?", pregunta el hombre. "Sí, me pongo una máscara", dice Irma. Disfruté como Dios, que es como explica el poeta Julio Llamazares sus disfrutes.

La televisión está llena de estos tesoros, que se producen lejos del barullo de la actualidad y se refugian en las zonas de sosiego del dial. Si uno repasa la actualidad con cierto afán de moviola encuentra a Francisco Camps, el expresidente valenciano, encomendándose a Dios para salvarse, pero luego ves a los de sus partidos (sobre todo a los de la invencible raíz valenciana) invocando a Dios, también, para salvarlo. Siempre anda Dios por medio, salvando o ayudando a explicar lo inaudito.

Las autoridades madrileñas están limpiando Sol de acampados para que el enviado de Dios se encuentre el sitio limpio como una patena. Si Dios está en todas partes, deben dejar ahí a los acampados, pues al fin y al cabo entre ellos debe haber algún alumbramiento de Dios. Pero el Papa viene y le ponen el suelo como una alfombra.

El Papa anterior besaba la tierra, por eso querrán dejarle limpia la plaza, por si Benedicto la besa. En Irma la dulce el intrépido (y debilucho) Lemmon (que se llama Néstor en el filme) le calla la boca a un chulo matón lanzándole una bola de billar. Ángel Ganivet decía que cuando los de abajo se revuelven se caen los de arriba, pues ahora se están revolviendo los de abajo. A ver qué pasa con las bolas de billar.

La actualidad está rara en Europa y en el mundo. Que China le envíe una china a Estados Unidos por lo mal que se porta es un sindiós en la historia. Decía Blas de Otero: "Aquí no se salva ni Dios, lo asesinaron". Pues si Dios está en todas partes y ve cómo está el asunto seguramente preferirá ver en cualquier cadena una película de Billy Wilder.

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