Anderson releva a Oprah
El presentador estrella de la CNN se hará cargo del programa que conducía la reina de la pantalla vespertina
Durante meses, una pregunta ha planeado sobre los despachos de los ejecutivos de las grandes cadenas de televisión norteamericanas: ¿quién será la nueva Oprah? Era difícil cubrir el hueco abierto tras la despedida de la reina de las tardes de EE UU, una mujer que consiguió estar en antena 25 años y logró un récord histórico de 62 millones de espectadores con una entrevista a Michael Jackson en 1993. Tenía siete millones de espectadores como media cuando se despidió.
Si el puesto parecía destinado a una mujer, esa es la costumbre en programas vespertinos, hay alguien que parece dispuesto a romper esa tradición. Ese hombre es Anderson Cooper, reportero y presentador estrella de la CNN, que se dispone a dar sus primeros pasos en la televisión generalista con la productora Warner Bros.
En su programa, Oprah Winfrey logró la mayor gesta que puede conseguir un famoso: ser conocida por un solo nombre, como Elvis, Bono o Madonna. Cooper, de 44 años, va encaminado: su programa se llamará, simplemente Anderson y se estrenará el 12 de septiembre.
Si en CNN Cooper se centra en lo estrictamente informativo, en su programa diario buscará exactamente lo mismo que Winfrey: indagar en temas personales, historias emotivas, apelando al corazón más que al intelecto, con predominio de las entrevistas. Toda Norteamérica recuerda a Winfrey perdiendo peso en directo, revelando su infancia de abusos y maltratos y hablando de sus emociones y sentimientos.
Cooper quiere recorrer un camino similar, pero no hay nada en su biografía remotamente cercano a los duros inicios de Winfrey, que creció en un contexto de abandono paterno y segregación racista. Nacido en Nueva York en 1967, es hijo de la diseñadora Gloria Vanderbilt, y por tanto miembro de la más selecta jet set. Fue modelo infantil para marcas como Calvin Klein y Ralph Lauren. Comenzó en el mundo del periodismo nacional en los noventa, en la cadena ABC. De allí pasó a CNN, donde vivió un ascenso meteórico.
De momento, se ha mostrado siempre reacio a hablar de su vida privada. En 2005 le confesó a Winfrey, en su revista, que padece dislexia. Es la única revelación personal que se le recuerda. Profesionalmente, su proyecto más alejado de los informativos ha sido el de sustituir ocasionalmente al veterano presentador de las mañanas norteamericanas Regis Philbin, en su programa de entrevistas a famosos.
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