Juan Carlos Eguillor, un artista gráfico privilegiado

La muerte del más sorprendente de nuestros artistas gráficos, señalado principalmente fuera de nuestro país por sus trabajos alrededor del concepto de imagen dinámica, ha pasado con levedad por la corriente de información mediática. Juan Carlos Eguillor fue muchas veces celebrado, pero pocas comprendido.

Donostiarra de nacimiento, bilbaíno de vocación y madrileño de toda la vida, ilustrador, pintor, grabador y pionero en videoarte, es conocido sobre todo por sus ilustraciones y tiras cómicas aparecidas en diversos diarios y revistas. Su Menina fue exhibida en el Museo Reina Sofía en 1986 dentro de la exposición Procesos. Recibió incontables premios pero pocos han intentado preocuparse por la poderosa singularidad de sus investigaciones alrededor de los límites de la representatividad dinámica, de las posibilidades gráficas para visualizar un mundo distinto, de dibujar el movimiento en un espacio en el que todas las imágenes son posibles, en el que puede ser posible la imagen ideal. Este permanente esfuerzo de investigación icónica generaba en Juan Carlos inquietudes difíciles de comprender para quienes veíamos en sus trabajos solo una fuerte originalidad gráfica difícilmente interpretable desde criterios en uso.

Nos dejó en silencio en el silencio de la soledad. Pero han quedado sus trabajos, fuente generosa de inquietudes y desafíos en el área de la percepción icónica de los diferentes momentos de la vida humana. Eguillor es, sin duda, una avanzadilla de los trabajos de estudiosos como Erwin Panofsky y otros investigadores de las condiciones de nuestra percepción de los momentos culturales, a la que también dedican sus trabajos matemáticos y físicos.

Pienso que no deberíamos dejar en el olvido las intuiciones e investigaciones que nos ha dejado este personaje excepcional por muchos motivos, entre los que su desinterés por lo común, su sentido casi religioso de la amistad y su resignada y permanente sonrisa frente a los desperfectos de la condición humana eran ejemplares.

Iñaki Oyarzabal es exdirector de Intercultura de la Fundación BBVA.