Josep Iborra y las horas del lector
Si tiene razón Marc Fumaroli -y parece que sí-, la formación cultural obedece exigencias y desafíos que nada tienen que ver con el espectáculo y la frivolidad prêt-à-porter de la cultura actual. El escritor valenciano Josep Iborra, que falleció ayer en Valencia, lo tuvo presente en una vida dedicada a la lectura y a la creación de una obra donde confluyen reflexiones sobre literatura, filosofía y artes plásticas. Una escritura heredera del saber humanista en una época en que este adjetivo parecía anacrónico y manoseado.
Josep Iborra nació en Benisa (Alicante) en 1929. La sordidez del franquismo no difuminó su entusiasmo por la literatura y su país, el valenciano: combinó la pasión de escribir con el activismo por la dignificación de una lengua -el catalán- perseguida y en estado de KO técnico. Mientras se dedicó a la enseñanza en Gandía (Valencia) estuvo atento a las inquietudes de unos jóvenes que entendieron, con buen criterio, que la literatura obedece a una relación paternofilial: autores como Josep Piera, Joan Monjo, Ignasi Mora o Garcia-Oliver subrayaron el estímulo que Iborra representó para ellos.
El trabajo cívico cedió el paso a la crítica literaria, en páginas que recopiló posteriormente en Confluències y La trinxera literària. Sus opciones vitales e ideas no se entenderían sin la influencia de Joan Fuster, y fue Iborra el primero que realizó una lectura global del escritor de Sueca en Fuster portàtil, obra con la que obtuvo el Premi Octubre de 1982.
La huella de Fuster es evidente en sus dos mejores libros, Inflexions y Breviari d'un bizantí. En un apunte que define su carácter, Josep Iborra dice: "Chéjov habla sin retórica del hombre. Un caso bastante insólito". En otra anotación tuvo el atrevimiento -y la suerte- de imaginar un final: "Nacemos sin percibirlo, entramos en la vida sin tener conciencia. Tendríamos que morir de la misma manera".
Alfred Mondria es escritor y crítico literario.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.