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Los planes para proteger especies en peligro llevan nueve años de retraso

La demora impide evaluar los daños causados por desastres como los fuegos

Las medidas de protección de las especies en peligro de extinción o en situación vulnerable llevan nueve años de retraso. Desde la entrada en vigor en el año 2001 de la Lei de Protección da Natureza no se ha aprobado ningún plan de protección, recuperación o reintroducción de especie, a pesar de que la norma obliga al Ejecutivo autónomo a aplicarlos. Esta situación complica su conservación e impide saber con certeza los daños que sufren en desastres como los incendios forestales.

La ley marcaba un plazo de dos años para aprobar el Catálogo Galego de Especies Ameazadas, documento que recoge la lista de especies que necesitan protección especial, pero no fue hasta 2007, mediada la legislatura del bipartito, cuando se le dio luz verde. Este retraso provocó que las especies gallegas amenazadas no figuren en la directiva europea Hábitat, una norma que aumenta su protección. Al retraso del catálogo hay que sumar ahora las demoras en la aprobación de los planes de recuperación para las especies en peligro de extinción, de conservación de especies vulnerables o de protección de su hábitat. El bipartito tenía previstos 28 planes para 64 especies de las 193 que figuran en el Catálogo de Especies Ameazadas y licitó la redacción de 15, pero ninguno ha sido aún aprobado.

La Xunta dice contar con "los documentos técnicos de estos planes", y se priorizarán "aquellas especies que requieren medidas más urgentes de conservación". De las ocho especies que la Xunta considera que las necesitan, sólo la mitad están en peligro de extinción y no incluye ninguna vegetal. Sin embargo, tres de estas especies no tienen ni licitada la redacción de sus planes. La Xunta no se marca un plazo para proteger al resto de especies ni para aprobar los planes licitados. El único plan de gestión en vigor para una especie es el del lobo, que no está incluido en el Catálogo de Especies Ameazadas.

Tampoco hay protección contra las especies invasoras, aquellas que se expanden fuera de su área natural por culpa de la acción humana. La Consellería de Medio Ambiente del bipartito inició la redacción de un Plan Galego de Especies Exóticas Invasoras, pero no lo llegó a aprobar. La Xunta del PP ha decidido incluir su propio plan contra estas especies en la revisión de la Estrategia Galega de Conservación e Uso Sostible da Biodiversidade, vigente desde la etapa de Fraga. Una vez en vigor, habrá que aprobar un Catálogo de Especies Invasoras y un plan específico para cada una.

Mientras Galicia carece de estos instrumentos de gestión globales, la Consellería de Medio Rural, de quien depende la Dirección Xeral de Conservación da Natureza, intenta "erradicar las especies vegetales invasoras en espacios naturales protegidos", mientras prepara un plan de control del visón americano y lucha "por erradicarlo de las Illas Atlánticas". Sin embargo, no existen "planes específicos aprobados con carácter normativo" aprobados.

La Federación Ecoloxista Galega publicó un informe muy crítico con la gestión del Ejecutivo, el que denuncia la "falta de voluntad de la Administración" y pide al Gobierno de Feijóo que cambie "su política de país subdesarrollado, populista y demagógica" para apostar por "políticas de conservación y por una ordenación del territorio con criterios ecológicos".

Solo el lobo tiene plan de gestión

El lobo es la única especie que cuenta con un plan de gestión, en vigor desde marzo de 2009, que incluye una serie de medidas a desenvolver a corto, medio y largo plazo para mejorar su protección y paliar los daños que causa a la cabaña ganadera.

De las medidas a desarrollar en los tres primeros años de vigencia del plan, destacan la falta de la puesta en marcha de medidas de educación ambiental y sensibilización, así como la elaboración de bases de datos con información biológica y el seguimiento y valoración de las medidas preventivas contra los ataques del lobo.

Son precisamente estas medidas las que más piden los ecologistas, para desterrar la visión negativa de la especie. Según Pepe Salvadores, de Adega, "los lobos no bajan a las aldeas a comer niños". El ecologista señala también que la precaria situación del cánido favorece el aumento de jabalíes, porque es la especie encargada de controlar al cerdo salvaje.

Como solución, la Xunta ha permitido cazar jabalíes durante 10 meses al año, incluso fuera de temporada, en vez de recuperar el equilibrio entre las dos especies. Ecologistas y ganaderos se quejan de que las subvenciones para paliar los daños son escasas, y este año se redujeron un 60% respecto de 2009.

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